Paysandú, Domingo 18 de Agosto de 2013
Opinion | 11 Ago “Este clavo no lo agarra ni Cristo”, sentenció el presidente José Mujica al referirse a la situación de AFE, considerando que el deterioro que presenta el ente, consecuencia de décadas de un manejo deficitario por el Estado, disuade a potenciales inversores para recuperar el ferrocarril.
Para el mandatario, los trenes uruguayos deberían de trabajar en el régimen de derecho privado, pues en el ámbito público la mentalidad es que “venimos, nos sentamos y dentro de cuarenta años me jubilo”, en el puestito que conseguimos sin esforzarnos por el trabajo y haciendo lo menos posible.
“Hemos progresado bastante”, consignó el jefe de Estado refiriéndose al ferrocarril en nuestro país, pero dijo que igual falta mucho, y “como dirían las maestras antiguas, ‘puede y debe rendir más’”. Consideró que “esto acá está empezando”, al inaugurar cinco vagones de pasajeros de AFE.
De acuerdo al presidente de la República, el poder hacer negocios con la flexibilidad que tiene el derecho privado” beneficiaría a los ferrocarriles uruguayos. “Se tiene que trabajar desde un criterio de eficiencia que nos cuesta mucho, porque somos humanos y en el derecho público, venimos, nos sentamos y dentro de 40 años me jubilo”.
El presidente acotó que “AFE no es una empresa para ganar plata, es una empresa que no debe perder más y debe ganar el país, por lo que es fundamental que el Estado se comprometa”.
Pero el hecho de que Mujica piense de esta manera y lo manifieste, en reflexiones que seguramente compartimos la enorme mayoría de los uruguayos, no ha alcanzado para que el gobierno avance decididamente en la transformación del ferrocarril, de ese mismo ferrocarril que el propio Mujica dijo, poco después de asumir, que en pocos días íbamos a tener trenes de carga circulando a 60 kilómetros por hora en nuestras vías.
Es conocida la historia que sigue, con distintas propuestas, marchas atrás y tratar de “convencer” al sindicato que nuclea a los trabajadores del ente de que es preciso sacar al ferrocarril de la esfera pública para que el país deje de perder decenas de millones de dólares al año para nada que valga la pena, y que en cambio no solo nivele las cuentas, sino que también pueda ser utilizado como un instrumento decisivo para el transporte de la producción de bienes primarios hacia los puertos de salida.
Mientras el presidente dice lo que se debería hacer y no lo hace, es decir quedándose en reflexiones filosóficas sin hechos concretos, el ferrocarril sigue como el gran ausente del mapa logístico de nuestro país, con las consecuentes pérdidas y caída de la competitividad de nuestras producciones, que mucho lo necesitan.
Incluso, pese a las reflexiones de las últimas horas, todo indica que el gobierno habrá de retirar de la Rendición de Cuentas el proyecto de privatización parcial de AFE, ante el rechazo del sindicato, y la reconversión no solo no se concretaría en este período de gobierno, como se había prometido, sino que en el mejor de los casos tardará todavía varios años.
Mientras tanto, el Estado --pésimo gestor de las empresas públicas-- nos seguirá metiendo la mano en el bolsillo a todos los uruguayos porque, naturalmente, los privados no son tan “bobos” como para comprar este ferrocarril tal como está, que es un verdadero “clavo” para el país y para los contribuyentes que seguimos poniendo plata para sostenerlo.
Pero pese a las reflexiones filosóficas, desde el sistema político y en este caso desde la fuerza de gobierno, no se quiere aprender la lección, por cuanto por ejemplo se sigue defendiendo lo actuado hasta ahora por la Administración Vázquez y la de Mujica en el tema Pluna, que nos ha costado a los uruguayos una suma hasta ahora imposible de estimar, que el gobierno considera es de unos 33 millones de dólares pero la oposición sitúa en los 250.
Y si, en forma contemplativa, nos hacemos un promedio sin dar ninguna de las dos cifras por ciertas, y la dejemos en la mitad, en los 120 millones de dólares, por mencionar una cifra, nos encontraremos que es el mismo pozo sin fondo a costa de todos los ciudadanos, porque el Estado se ha metido en empresario donde no tiene necesidad de estar, tropezando porfiadamente con la misma piedra.
Incluso, en el caso de Pluna, quedó de relieve durante la reciente interpelación a los ministros de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, y de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, que la fuerza de gobierno sigue sin reconocer los graves errores cometidos en el proceso, incluyendo la garantía “perfecta” del Banco de la República, que fue pagada por un empresario que decidió así ser “benefactor” del país, es decir que de perfecta no tenía absolutamente nada. En tanto, el Frente Amplio sigue sin habilitar una comisión investigadora que determine responsabilidades e identifique errores para no repetirlos.
El punto es que siguen utilizándose caminos que hacen que todos los uruguayos sigamos poniendo plata para contar con una compañía aérea en manos de los ex funcionarios, que se negaron en su momento a poner dinero para capitalizarla --por algo será--, lo que tendrá que hacer el Estado, por supuesto. Esto indica que seguirán las aventuras que financiaremos todos, pese a la reflexiones del presidente de que hay “clavos” que no agarra ningún privado, porque no son bobos.
Pero eso sí, seguiremos los “bobos” ciudadanos uruguayos de a pie, los “nabos” de siempre, pagando para sostener lo que no nos ha servido ni nos va a servir nunca, solo por motivos ideológicos del gobierno de turno o por no dar el brazo a torcer respecto a políticas que son pan para hoy y hambre para mañana.
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