Opinion | 16 Ago La recuperación del teatro Florencio Sánchez continúa, pero hasta ahora con el esfuerzo casi en solitario de la Intendencia Departamental de Paysandú, más allá que se han concretado algunos aportes externos. Recientemente, la comuna decidió invertir 200.000 dólares en diversos trabajos en el teatro, tendientes a devolverle su otrora belleza.
En estos días, mientras se vota la Rendición de Cuentas, los diputados sanduceros tratan de colocar en el articulado una reasignación de recursos que permita que el Estado aporte --como lo ha hecho en la recuperación de otras joyas arquitectónicas en todo el país-- una partida razonable que permita acelerar el ritmo de las tareas y reducir precisamente el tiempo en que permanezca cerrada esta sala que, curiosamente, es la única que se mantiene como sala teatral de medianas dimensiones, capaz de brindar espectáculos para unas 800 personas.
En agosto de 2011, el intendente Bertil Bentos integró, por un lado, el Equipo de Trabajo Responsable, integrado por directores y técnicos municipales, y la Comisión de Amigos del Teatro Florencio Sánchez, compuesto por representantes de la sociedad civil.
La función de esta última, desde sus inicios, fue la de recaudar fondos con los cuales apoyar a la Intendencia, el Estado Nacional y organizaciones diversas, en la recuperación del coliseo sanducero. Poco después se apreció la necesidad de que se convirtiera en una fundación para poder ser eficaz agente recaudador, amparado en una estructura legal que permite a las empresas donantes tener importantes beneficios fiscales.
La fundación ha cumplido los pasos previos y solamente espera la aprobación de sus estatutos. Estos no han sido aprobados por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) porque se entiende que en lugar de los 2.000 dólares con que se cuenta como respaldo, debe contar con 10.000 dólares.
La solución más obvia es que la intendencia derive 8.000 dólares de los 200.000 para la fundación y que posteriormente esta --una vez formalmente constituida-- use ese dinero para el pago de alguna obra dentro del teatro.
Por alguna razón que escapa a la comprensión y la lógica, la intendencia (al menos hasta ahora) no ha tomado esa simple decisión. Y es imprescindible que lo haga y que lo haga muy pronto. Porque los integrantes de la fundación no pueden cumplir su cometido recaudador si no está formalmente aprobada la misma. Ciertamente, varias empresas están interesadas en realizar aportes, pero dentro de ese marco legal que las beneficia. El paso a dar es simple y sencillo. Pero se trata de actuar con diligencia. Recuperar el teatro es lo que todos queremos.