Paysandú, Viernes 30 de Agosto de 2013

Sin salidas a la vista para AFE

Opinion | 26 Ago Si bien desde hace años se considera como una necesidad imperiosa que el ferrocarril se incorpore como instrumento logístico para acompañar y potenciar la producción de grandes volúmenes, como los granos y la madera, y que el presidente José Mujica proclamara al comienzo de su mandato que en poco tiempo los trenes iban a circular a 60 kilómetros por hora en nuestro país, la realidad indica que ya sería un gran logro que llegaran hasta los centros de producción y transportaran carga por lo menos a paso de hombre.
En las últimas horas el presidente de AFE, Jorge Setelich, declaró a El País que “alguien olvidó decirle a Mujica que su propuesta para AFE es inviable”, al exponer la actual situación de la empresa con las causas de los problemas y las razones de la ausencia de resultados en los diversos planes anunciados. Incluso afirmó que el actual momento es “el peor”, porque la tendencia es a la “desaparición”. Debe tenerse presente que desde hace tiempo el Poder Ejecutivo está buscando sustituto para Setelich, pero hasta ahora no ha encontrado a nadie que esté dispuesto a asir este fierro caliente. Consultado al respecto, indicó que “no me molestó que se buscaran alternativas. Tampoco voy a decir que fue una relación de caballeros, no fue así, estaban buscando a alguien para sacarme y no me habían dicho nada. Pero son las reglas del negocio, esto es así y cada uno hace su juego”.
Respecto a las respuestas que se requieren, estimó el jerarca “muchas veces los temas se focalizan en decisiones tácticas cuando lo importante es la decisión general, que pasa por definir qué se hará con el ferrocarril. Es decidir si el Estado va a invertir los millones necesarios para rehabilitar la infraestructura y si se hace con AFE o sin AFE. Si es sin AFE no será el fin del mundo”.
Claro, a esta altura no se ha hecho mucho más que hablar sobre lo que debería hacerse con el ferrocarril, y para Setelich “el presidente está para disponer las grandes líneas estratégicas pero debe recibir asesoramiento de su entorno y de las personas que lo ayudan a gobernar porque no es experto en todo. Hubo un error al calibrar la complejidad del problema. No se entendió que este es un negocio de largo plazo. Hubo una subestimación del esfuerzo que significa construir una infraestructura para 50 años. En el ferrocarril no se entendieron las líneas de base y que la herramienta con la que se contaba, que es AFE, es muy débil. No hay mucho misterio, hay dos tecnologías para hacer la rehabilitación de la infraestructura y ambas demandan 1.400 millones de dólares”.
Es decir que en la óptica del jerarca no ha habido un diagnóstico preciso ni mucho menos se tomaron en cuenta alternativas válidas para contar con el ferrocarril en el transporte masivo de la madera y de los granos, y solo se ha podido avanzar en el sistema de puertos y una participación todavía incipiente pero muy prometedora del transporte fluvial, con eje por ejemplo del puerto de Paysandú, pero con la marcada ausencia del ferrocarril para las producciones del centro norte y centro sur del país.
Según el presidente de AFE, precisamente “no se hizo un análisis técnico adecuado que repercutió en las decisiones estratégicas. Cuando el presidente anunció ‘vamos por el ferrocarril’, el que le dijo que sí tenía que haber empezado a bajar decisiones, invertir cuando había que invertir e involucrarse en el proyecto. Pero se analiza una y otra vez el escenario, se toman decisiones distintas o se buscan culpables como el sindicato, los durmientes de hormigón, fulanito o menganito. Siempre se encuentra un culpable para justificar, pero el problema de fondo es que cuando se tomó la decisión de priorizar el ferrocarril, alguien olvidó decirle a Mujica que su propuesta era inviable, que la solución para esa idea no funciona en el mundo real. Alguien se equivocó y está generando este problema, se perdieron todos estos años buscando una solución mágica para aventajar con una infraestructura sin costo a todos los que han invertido millones en infraestructura férrea. Eso no lo ha hecho nadie y ahora hemos llegado a la conclusión de que no lo ha hecho nadie porque no se puede”.
Es decir, el panorama que pida Setelich no dista del que más o menos percibe el ciudadano medio uruguayo, que ve que se le siguen dando largas al asunto, porque el gobierno pretende “convencer” al sindicato de ferroviarios, cuando es notorio que los funcionarios no quieren otra cosa que el ferrocarril siga exclusivamente bajo la égida del Estado y se oponen a toda privatización, incluso parcial o concesión, que pueda significar dejar de pertenecer a la plantilla estatal.
Ello da cuenta de las enormes dificultades para poder contar, en un plazo razonable, con un ferrocarril más o menos a tono con los desafíos logísticos que tiene el país, y que se irán agravando con los años, aunque el gobierno percibe una luz de esperanza en la expectativa de contar con la participación de China, para lo que el presidente Mujica ha designado un equipo técnico. Y más allá de esta posibilidad no existiría prácticamente ninguna otra opción viable, ante la magnitud del capital que se necesita.


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