Paysandú, Miércoles 04 de Septiembre de 2013

“Falta de rotaciones y erosión limitan la capacidad de los suelos”, dijo Ernst

Rurales | 30 Ago “La falta de rotaciones y la erosión limitan la capacidad de los suelos”, determinando que los principales riesgos del crecimiento agrícola estén asociados a la incorporación de suelos con limitada capacidad agrícola y a la forma de combinar los cultivos en la rotación y sus consecuencias sobre la erosión, señaló el ingeniero agrónomo Oswaldo Ernst, docente de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” de Facultad de Agronomía.
Ernst sostuvo que hasta mediados del siglo pasado se realizó “agricultura continua con laboreo”, con un rendimiento medio de trigo de menos de 1.000 kilos por hectárea asociado, entre otras causas, al deterioro de la calidad del suelo producido por el propio sistema de producción y manejo del suelo.
Recordó que en las décadas de 1970 y 1980 “se cambió a un sistema de rotación de cultivos con pastura, lográndose reducir las pérdidas de suelo por erosión y mejorar la calidad del suelo y duplicar los rendimientos del cultivo de referencia (2.500 kilos/ha de trigo)”. En el período 1990-2002 “se adoptó la siembra sin laboreo, lo que permitió reducir aún más los riesgos de erosión del suelo y pérdida de productividad”, indicó.
El experto afirmó que el esquema general siguió siendo agrícola-ganadero en rotación y un rendimiento medio de trigo que alcanzó los 3.000 kilos/ha. A partir del 2002 la agricultura se intensificó (litoral oeste) y expandió. Sustituyó la rotación de cultivos/pasturas por agricultura continua. Aseguró que como sistema “es más semejante al de mediados del siglo pasado (agricultura continua) pero sin laboreo, no está regionalizado y no se registran incrementos de rendimientos”.
Para el profesional, los principales riesgos del crecimiento agrícola actual están asociados a dos puntos críticos: la incorporación de suelos con limitada capacidad de uso agrícola, y la forma en el que se combinan los cultivos dentro de la rotación y sus consecuencias sobre la erosión, deterioro de la calidad del suelo y el riesgo de contaminación por uso de agroquímicos.
Consultado si se están haciendo las cosas en forma correcta en materia de fertilidad, explicó que “el contenido de materia orgánica es un atributo relevante porque, además de funcionar como reserva de nutrientes, define muchos de sus atributos físicos, químicos y biológicos”. En Uruguay el único ingreso de carbono al suelo son los rastrojos de los cultivos. “Por lo tanto, la capacidad de mantener la fertilidad de un suelo está relacionada con la producción de los cultivos”, aclaró Ernst.
“El tipo y número de cultivos por año que integran la rotación, al igual que la producción y composición del forraje producido por las pasturas, definen la cantidad y calidad de los rastrojos y raíces que quedan en el suelo, o sea, la producción de la ‘materia prima’ necesaria para mantener el sistema funcionando”, precisó.
“Como la intensidad de uso del suelo actual es baja, en particular en algunas zonas del país con limitaciones para la producción de cultivos de invierno, y los rendimientos son bajos, el sistema no es capaz de mantener la fertilidad. Por tanto, está generando un deterioro del suelo progresivo. Para revertir este proceso será necesario recorrer un camino de intensificación que, además del doble cultivo anual y la incipiente incorporación de cultivos de cobertura en los tiempos de barbecho que lo permitan, logre aumentos de producción de cada cultivo individualmente”.
Para que esto sea posible, el técnico dijo que “la coherencia entre la capacidad de uso de un suelo y el esquema productivo implementado es una de las variables de mayor impacto. Este nuevo paso en intensificación supone el desafío de mantener la producción global en menos superficie afectada a la agricultura. Para ello será necesario implementar tecnologías y control de procesos de difícil aplicación cuando la estrategia es crecer en superficie. Habrá que imaginar sistemas de producción alternativos, con más trabajo y menos recetas”.
Prioridad para los suelos
Los planes de uso y manejo de suelos que se deben presentar al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca intentan ordenar lo que el mercado ha desordenado, destacó Oswaldo Ernst al portal Agromedios. “La incorporación de suelos de limitada capacidad de uso agrícola a agricultura continua se realiza con precios favorables, pero su rápido deterioro y la variabilidad de rendimientos que determinan sus características, no permite mantenerlos en condiciones de precios diferentes. Por tanto, va en la dirección de lograr que la capacidad de uso del suelo y el sistema de producción con el que se utiliza sea coherente”.
Indicó que “hace foco en el control del riesgo de erosión por ser esta ‘salida del sistema’ la forma en que la degradación de un suelo se produce de manera más rápida y evidente. Y esto es importante en la agricultura, pero también en sistemas intensivos aunque sean forrajeros. Como regulación del uso del suelo, entiendo que es comparable a la que establece los suelos en los cuales se pueden implementar sistemas forestales. Si esta regulación no existiera, seguramente tendríamos forestación en suelos agrícolas”.


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