Paysandú, Miércoles 04 de Septiembre de 2013

Equipo de trabajo dejó de concurrir y denuncia problemas de convivencia

Locales | 02 Sep El equipo multidisciplinario que atendía a decenas de jóvenes del Centro Juvenil “Con los pies en la tierra”, cuyo programa se desarrolla en el ex Hogar Larrañaga, dejó de concurrir el 30 de agosto, denunciando problemas de funcionamiento con los demás programas, falta de insumos y de pago de salarios convenidos con INAU.
Los técnicos, talleristas y docentes recordaron que el centro comenzó a funcionar en 2010, “en convenio con INAU, a través de la Asociación de Profesores de Educación Física de Paysandú (Aperfpay) como opción a tiempo parcial”, ante “la necesidad de apoyo socio educativo en el Barrio Norte y demás zonas de influencia”. En su página de Facebook señalaron que “el proceso vivido por los jóvenes --con elevado grado de exclusión social-- permitió que los mismos pudieran evitar el cierre del centro en espera de un llamado abierto para una nueva gestión”. Para concretar este llamado, explicaron que “se consideran aspectos relevantes el carácter inclusivo que se intentó sostener, los logros satisfactorios que se identifican complejos y el reconocimiento de muchos actores a esta situación”.
Sin embargo, reconocieron que “en lo interno se considera que no se está atendiendo realmente a lo que constituyen los objetivos que manifiestan las instituciones como misión y visión ante el colectivo social, lo cual lleva una y otra vez a considerar la brecha entre las premisas y el quehacer” y cuestionan “por qué se continúan sosteniendo prácticas que el discurso niega”.
El equipo explicó que en mayo pasado se informó al colectivo que el 31 de ese mes “se cerraría el Centro Juvenil, para que INAU se tomara un tiempo para resolver si reabría o no” y resaltó que el mencionado organismo estaba “al tanto desde finales de 2012 que Apefpay se retiraría”, por lo tanto, “realizar el llamado a una nueva OSC/ONG era ineludible” para mantener “un Centro Juvenil funcionando en una zona cuyo perfil lo amerita”.
Los técnicos acompañaron a los jóvenes “en su convicción de que no debía cerrar y no se visualizaban garantías ni certezas de que se reabriera nuevamente. Por nuestra parte, considerando que aunque se reabriera, el lapso de cierre hasta tanto se realizara el llamado, implicaría que fuera prácticamente imposible no perder en esos meses, participantes, credibilidad y procesos”, indicaron.
En tanto, la “situación se hizo pública”, se logró un compromiso por parte de las autoridades de hacer “un llamado público para dar continuidad al proyecto” y aunque reconocieron “que el llamado iba a demorar”, expresaron que se ofrecieron “a sostener el Centro Juvenil de alguna manera, turnándonos para no arriesgar el vínculo y ser nexo en el proceso”.

EL PROCESO
El equipo informó que durante las conversaciones mantenidas con las autoridades de INAU a nivel local y los asesores del directorio, “se nos ofreció que mantuviéramos el centro abierto de lunes a viernes con 3 horas diarias, para lo cual INAU nos contrataría como ‘talleristas’ en un paquete de 100 horas a distribuir con criterio socio-pedagógico entre los integrantes del equipo”. De hecho, se mantuvo la merienda para los jóvenes y las partidas para los talleres de carpintería, artesanías, música e informática.
“Además de estos insumos elementales para el funcionamiento, solicitamos imperiosamente el respaldo institucional, entre otras cosas, para que los espacios del predio pudieran ser usados por el Centro Juvenil y evitar así todos los conflictos interinstitucionales, que dejan a los gurises como rehenes y chivos expiatorios de problemas y desprolijidades de los adultos”, afirmó el equipo.
Una vez expuesta la problemática, los técnicos, docentes y talleristas denunciaron que dos meses después no han percibido los salarios ofrecidos. Incluso agregaron que “tenemos que preparar la merienda, pese a que INAU paga a una persona --en el paquete de horas del Centro Juvenil-- para que cocine y limpie en el horario que funciona la UTU. Si bien no hemos tenido problema con hacer la merienda, esto genera que no podamos dedicarnos enteramente a los gurises. Por ejemplo: si la tallerista de artesanía tiene que hacer la merienda, no puede hacer el taller de artesanías al mismo tiempo”.

"CONFLICTOS INSTITUCIONALES"
El equipo denunció que los conflictos institucionales se han multiplicado, detallando que “la solicitud de que cada área del Proyecto contara con una secretaría y no que la del Centro Juvenil fuera compartida, las demás permanecieran en exclusividad y cerradas, solamente provocó que cuando se concretó esta situación nos fueran retirados varios elementos comprados con dineros provenientes de INAU llegándose hasta el retiro de los cables de teléfono”.
Los técnicos aseguraron que “con similar criterio se nos negó el acceso a la sala de informática”, con la explicación “por parte de la Dirección de UTU que no había cableado para las máquinas”. Sin embargo, “la Dirección de INAU nos manifiesta que la razón de UTU fue la falta de confianza en la conveniencia del uso por parte de los jóvenes de dicho espacio”.
El equipo sostuvo que la resolución del directorio de INAU “no refleja lo conversado y pactado. Se otorgan 120 horas taller para sostener el Centro Juvenil y se resuelve en el mismo documento un total de 15 horas semanales para 10 personas, dejando fuera a los dos talleristas de música presentes durante las negociaciones, que sí cumplieron con la asistencia pautada --desconociéndose el traslado y uso de instrumentos particulares cuyo valor excede ampliamente lo que obtendrían por los talleres--, pero sí contemplando a dos personas que cumplen funciones para las otras áreas del Programa”.
Según los técnicos, “se sigue considerando que los gurises del Centro Juvenil son el principal problema porque rayan una pared, porque alguna vez se llevaron un kilo de leche en polvo o rompen un vidrio con una pelota”, denunciaron la falta de “respuestas claras” y estiman que se visualizan “más en molestia que en una situación o causa a ser apoyada”.
Finalmente expresaron “que el manoseo institucional al que somos sometidos permanentemente no solo afecta nuestra dignidad como trabajadores, sino también la dignidad de los gurises para los que en definitiva debería estar orientado un Centro Juvenil”, por lo que resolvieron dejar de concurrir.


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