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Paysandú, Domingo 08 de Septiembre de 2013

La Celeste ganó otra final y sigue soñando

Deportes | 07 Sep PERÚ 1 URUGUAY 2
Escenario: Estadio Nacional de Lima. Arbitros: Patricio Loustau, Hernán Maidana y Juan Belatti (argentinos).
Perú: Raúl Fernández; Luis Advíncula (65’ Jhoel Herrera), Christian Ramos, Alberto Rodríguez, Joshimar Yotún; Josepmir Ballón (45’ Juan Manuel Vargas), Rinaldo Cruzado; Luis Ramírez (65’ Paolo Hurtado), Jefferson Farfán, Claudio Pizarro y Paolo Guerrero. DT: Sergio Markarian.
Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Diego Godín, Martín Cáceres (81’ Jorge Fucile); Walter Gargano (69’ Alvaro González), Egidio Arévalo Ríos, Cristian Rodríguez; Diego Forlán (25’ Christian Stuani), Luis Suárez y Edinson Cavani. DT: Oscar Tabárez.
Goles: 42’ (de penal) y 66’ Luis Suárez, 84’ Jefferson Farfán.
Amonestados: Luis Advíncula y Jefferson Farfán (P); Diego Lugano, Diego Godín y Edinson Cavani (U).
Expulsado: 45’ Yoshimar Yotun (P).

Quedó ahí, a la expectativa. Uruguay ganó una nueva final en este camino sinuoso de las eliminatorias, y definitivamente parece respirar con normalidad.
Fue un 2 a 1 de visita ante Perú, en un partido más que caliente, que comenzó a jugarse días antes, y tuvo su primer tramo durante la complicada llegada a Lima, donde la selección fue recibida a huevazos más allá de que tampoco pudo dormir en la noche previa al partido por los fuegos artificiales a los que recurrieron los hinchas incaicos.
Pero en un Estadio Nacional que fue una caldera, Uruguay mantuvo la cabeza fría, fue de menos a más en el partido ante los incaicos, que prácticamente se despidieron de su aspiración a estar en Brasil 2014, y logró tres puntos de oro, confirmando que recuperó definitivamente el nivel con el que se había reencontrado en Venezuela.
Los celestes comenzaron complicados, porque el local se adueñó de la pelota, intentando pegar primero, y porque Forlán estuvo muy pocos minutos en buenas condiciones físicas en la cancha, tras sufrir una dura falta de Yotun a pocos minutos del partido, que poco después lo sacaría del partido por un esguince de tobillo.
Rápidamente el técnico Oscar Tabárez recompuso el equipo, y le dio ingreso a Stuani en la ofensiva.
Y Perú se fue entonando. Ganó la mitad de la cancha, y generó tres incidencias de gol, dos de las cuales fueron conjuradas por Muslera, quien se transformaba en la figura de Uruguay, dentro de un partido esperable, que podía imaginarse en lo previo teniendo en cuenta la necesidad del local.
Tan es así que la primera llegada celeste fue por intermedio de Stuani cuando transcurría casi media hora de juego.
Uruguay pecaba a la hora de recuperar el balón pero, por sobre todo, a la hora de jugarla.
Pero Suárez sacó un penal de la galera. Recibió en el área, amagó a salir y enganchó para enfilar al arco rival, y fue derribado. Y lo tradujo en gol.
El partido se encaminaba. Más aun cuando Yotun se fue expulsado a poco de terminar la primera etapa.
Para el complemento todo era cuestión de mantener la calma, de seguir levantando en nivel de juego y, definitivamente, aprovechar la lógica desesperación que tendría un equipo incaico desesperado, que saldría a jugarse el todo por el todo, dejando espacios por todos lados.
Y Uruguay lo entendió. Asimiló el libreto, definitivamente se comenzó a imponer en la mitad de la cancha, y le imprimió velocidad al ataque.
Así, las chances comenzaron a llegar. Cristian Rodríguez se lo perdió de manera poco creíble apenas comenzado el complemento. Cavani se lo perdió, al propio delantero le cometieron un clarísimo penal que no fue cobrado, pero Perú no se daba por vencido más allá de que cada vez sentía más el resultado.
Era cuestión de comenzar a liquidar el pleito. Y otra vez apareció Suárez: recibió de Stuani en el área, remató fuerte, arriba, para que la pelota pegara primero en el horizontal e hiciera flamear las redes.
Era el golpe de gracia. Comenzar a sellar la victoria tan necesaria justo cuando parecía que Perú volvía a reaccionar.
Pero ese golazo fue un baldazo de agua fría no solo para Perú, sino para los hinchas, esos que habían generado un clima previo complicado.
La Celeste siguió buscando liquidar definitivamente el partido, pero falló a la hora de definir e incluso el “Cebolla” Rodríguez reventó la pelota en el travesaño. Perú, forzando alguna llegada, quiso cambiar la historia. Y alcanzó el descuento de tiro libre por intermedio de Farfan, lo que abrió un manto de incertidumbre más allá de que Uruguay llegó luego en un par de ocasiones.
El reloj comenzó a sumergir definitivamente a Perú en la desesperación. Y Uruguay se sintió cómodo, buscando sellar un triunfo que era indispensable, que le permitiera soñar y confirmar que había dejado atrás aquella nefasta racha.
Ganó y sueña. Dejó atrás un partido complicado, que pudo terminar mal (incluso los hinchas golpearon al árbitro). Está quinto y le sacó puntos a sus rivales directos.
Y hasta puede soñar con pelear por un cuarto lugar en esta loca, loca eliminatoria. Ahora se viene Colombia, el martes. Sin Lugano y Godín, sancionados; y quizás sin Forlán y Cáceres, lesionados. Pero le da para soñar.


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