Paysandú, Lunes 09 de Septiembre de 2013
Opinion | 07 Sep De acuerdo al informe elaborado por la Asesoría General de Seguridad Social, la evasión de puestos de trabajo al Banco de Previsión Social (BPS), bajó en más de un punto porcentual el año pasado, al reducirse del 18,7 al 17,5 del total de empleos, lo que es una buena noticia tanto por los números en sí, como por la tendencia sostenida de esta formalización.
El organismo estimó que los puestos no cotizantes ascendían a 265.027 ese año, lo que supone una disminución de 5,17 por ciento respecto a los 279.465 del año anterior, según este informe.
La cifra se obtiene de comparar los 1.271.452 puestos cotizantes al BPS con un total de 1.536.479 puestos potenciales, excluyendo actividades agropecuarias, que surgen de los microdatos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Es positivo además que mientras los puestos potenciales crecieron en 2012 un 2,55 por ciento por el aumento en el número de desocupados y la disminución en el coeficiente de pluriempleo, entre otros aspectos, los cotizantes al organismo de seguridad social lo hicieron en un 4,32 por ciento, lo que explica la mejora en la captación de aportantes.
En lo que refiere a la disminución por sector, los puestos informales se han detectado mayormente en el sector Industria y Comercio, donde hay un porcentaje de evasión del 15,6 por ciento, en el tanto en el servicio doméstico, con 70.256 puestos, el informalismo es mucho mayor, con el 52,1 por ciento, y le sigue en importancia la industria de la construcción, con 28.241 puestos no declarados, lo que significa un 25,8 por ciento de los potenciales cotizantes.
En el otro extremo, indica el informe que en el sector público, el grupo “civil y escolar” no registra evasión de puestos.
Como es notorio, el servicio doméstico y la construcción son los sectores donde tradicionalmente hay más trabajo en negro, lo que se mantiene en la actualidad, pero en un contexto de un abatimiento sensible en la totalidad de los sectores, y además surge claramente que han caído los guarismos en mayor medida que en otros sectores que tradicionalmente presentan menor evasión.
Pero el guarismo más significativo surge de comparar el esquema global y los cambios registrados en menos de una década, concretamente desde 2004, cuando la evasión rondaba el cuarenta por ciento y ha caído a menos de la mitad, con el 17,2 mencionado líneas arriba.
No puede soslayarse el hecho de que esta reducción del trabajo en negro no ha sido porque sí, sino que ha coadyuvado una serie de factores que han coincidido en estos resultados que no solo implican una mejora en la recaudación del organismo previsional, sino fundamentalmente en el aspecto social, desde que la formalización conlleva que los trabajadores puedan tener cobertura social, incluyendo aportes jubilatorios, así como en la atención de salud, entre otros beneficios y derechos.
Por lo pronto, esta inclusión coincide con una coyuntura económica muy favorable, que lleva a que se cuente con una mayor disposición de empresarios y trabajadores a “perder” parte de sus ingresos para volcarlos a la regularización, pese a la tentación de seguir con actividades en negro y percibir estos aportes como ingresos.
Pero a la vez es indudable que se han registrado campañas de concientización desde el propio BPS y organismos como la Dirección General Impositiva, así como la implementación de controles y la instrumentación de beneficios para la puesta al día en aportes por los omisos.
A ello se han agregado herramientas y figuras tributarias que han permitido incorporar a grupos informales cuya posible regularización había resultado hasta entonces muy difíciles, mediante la incorporación del monotributo y beneficios en aportes para regularizar microempresas de tipo familiar, entre otros instrumentos.
Y aunque todavía hay mucho por hacer y sobre todo por consolidar, por cuanto hay un núcleo duro de evasión que sigue con el rótulo de “difícil captación”, es indudable que el panorama ha mejorado respecto a una década atrás, siguiendo al fin de cuentas la premisa de que si todos aportamos, a todos nos va ir mejor y no solo a los colectivos incorporados, desde que si alguien evade, hay otros que pagan por sí y por quienes no lo hacen, contribuyendo así al desestímulo y la deserción, que es el peor escenario.
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