Paysandú, Jueves 12 de Septiembre de 2013
Locales | 10 Sep Este comentario, que ha de ser breve, está destinado a dar cumplimiento a lo que se considera deber de exponer sucinta y públicamente determinados conceptos. Como consecuencia del conflicto sostenido por docentes de la enseñanza media que fue oportunamente comentado en esta columna, pero con total independencia acerca de si tal conflicto fue o no fue pertinente, corresponde recordar que fueron muchos los días de clase que se perdieron durante el lapso en que tal conflicto se desarrolló. Ello generó que las autoridades respectivas del Consejo Directivo Central (Codicen) tuvieran, como es lógico, preocupación por tal pérdida; y que como consecuencia de tal preocupación decidieran adoptar medidas que fueran en su concepto aptas, en la medida en que ello fuera posible, para recuperar las desfavorables consecuencias para los estudiantes que derivó de la pérdida de clases. La decisión consistió en suspender las vacaciones del corriente mes de setiembre con el propósito de que por tal vía fuera posible recuperar horas de clase, aunque obviamente en forma parcial, sin perjuicio de las diferentes circunstancias que se dan entre los institutos de capital e Interior.
Vale decir: una decisión sin duda bien orientada, aunque con seguridad perfectible para ser ajustada a los muy numerosos casos concretos en ella comprendidos. Pero, aunque parezca extraño, lo resuelto, que no fue compartido por docentes que habían promovido el conflicto, extrañamente fue recibido en forma desfavorable por algunos núcleos de estudiantes, no obstante el buen propósito que lo inspiró, y no obstante también su clara posibilidad de ser adecuada, o adaptada, a lo que en cada caso pudiera ser más eficaz, o más ajustado a sus particulares circunstancias.
Vale decir: si bien es algo muy claro que la enseñanza, para cumplir cabalmente sus muy esenciales tareas tendientes a la mejor formación de nuestros educandos, debe ser desempeñada anualmente en clases que se han cumplir regularmente, durante lapsos prolongados, y por tanto que es menester realizar con tesón los esfuerzos tendientes al buen cumplimiento de tales cometidos, la decisión que busca corregir en lo posible circunstancias excepcionales adversas fue recibida con disfavor por grupos de estudiantes, lo cual no advirtió que el propósito de la decisión no fue contrario u opuesto a lo que, para atender lo que a ellos corresponde, debió ser aprobado, y tampoco tuvo presente que pudieron ser consideradas por las autoridades eventuales solicitudes para ajustar o adecuar lo resuelto a particulares circunstancias.
Ello se debe entender que es consecuencia de la tesitura que, cuando la actual fuerza política era oposición, mantuvo siempre, de apoyar cualesquiera “medidas de lucha”, actitud que extendió mucho el ámbito de aplicación de tales medidas, y que hoy, cuando ejerce el gobierno, le ha llevado a disponer la esencialidad cuando ellas han sido dispuestas en actividades no compatibles con su aplicación por motivos de interés general.
El responsable de la presente columna, que coincide en aspectos sustanciales con lo que EL TELEGRAFO sostuvo en reciente nota editorial, expone los precedentes conceptos con profunda convicción.
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