Paysandú, Jueves 12 de Septiembre de 2013
Policiales | 10 Sep “Quedé con el agua en la boca, tragando agua y sin poder abrir la puerta de la camioneta” narró a EL TELEGRAFO el fotógrafo Luis Aramburu, cuyo vehículo cayó en una zanja de dos metros de profundidad --oculta por el agua producto de la intensa lluvia caída--, junto a una pequeña calle que comunica Baldomero Vidal y Carlos Albo,a un lado de “La Kosta Music Bar”, en la noche del sábado.
Como adelantó EL TELEGRAFO, Aramburu, de 49 años, sufrió el insólito accidente cuando se aprestaba a estacionar su camioneta para dirigirse a la fiesta de cumpleaños de 15 para la que se le había contratado y que se celebraba en el citado local bailable. “Se había cortado la luz y estaba todo desbordado” recordó el fotógrafo, quien se dirigió por Baldomero Vidal al Norte, maniobró a su derecha para tomar por la calle que comunica con Carlos Albo, y se dispuso a estacionar, mientras su esposa descendía del vehículo.
"UN CHARQUITO DE DOS METROS"
En el momento que lo hacía, se enfrentó a la zanja, cuya profundidad no pudo apreciar, ya que estaba desbordada, por lo que pensó que se trataba de “un charquito” y se aprestó a cruzarlo. “Resultó que el charquito tenía dos metros de profundidad” indicó Aramburu, quien en un instante se encontró atrapado en su vehículo totalmente inundado, con el agua a la altura de su boca y sin poder abrir la puerta del rodado. “Estoy contando el cuento porque la camioneta quedó con la trompa hacia arriba, ya que si hubiera quedado hacia abajo, yo me ahogaba” aseguró Aramburu.
Mientras se solicitaba la presencia de la Policía, la esposa del fotógrafo se arrojó al agua, y con gran esfuerzo logró abrir la puerta, tomó a su esposo de la cabeza y lo extrajo de la zanja. Con su traje nuevo totalmente mojado, Aramburu observó como, además de la camioneta, todo su equipo completo de trabajo --compuesto por cámaras fotográficas, filmadora, luces, flashes y lentes-- permanecía, arruinado, en el interior de la zanja inundada.
“Los policías debieron pescar los equipos del agua” recordó Aramburu, quien destacó especialmente la labor cumplida por el personal de la Seccional Segunda, ya que además de asistirlo se encargó de trasladar los equipos a la comisaría y luego llevárselos al día siguiente a su hogar. El perjuicio ocasionado por el insólito hecho alcanzó al padre de la quinceañera, quien, a pesar de comprender que se trataba de un inconveniente totalmente impredecible, ya había abonado los servicios del fotógrafo y aguardaba el ingreso de su hija.
Conmovido por lo sucedido al fotógrafo, el organizador de la fiesta se hizo cargo posteriormente de los daños ocasionados por el agua en el motor de la camioneta. Desesperado por la situación, Aramburu se comunicó con el fotógrafo Marcelo Espíndola, quien, a pesar de no estar preparado para el imprevisto, llevó a cabo los esfuerzos necesarios para auxiliar a su colega y suplantarlo exitosamente. “Ahora estoy contratado para seis fiestas, perdí todo mi equipamiento y nadie se hace cargo” indicó Aramburu, quien, por si fuera poco, debe solventar los costos del local que acaba de instalar.
"CON LAS MANOS CORTADAS"
El fotógrafo concurrió a la Intendencia Departamental para reclamar por lo sucedido, ya que el pozo en donde cayó carece de cualquier tipo de señalización y su existencia es denunciada desde hace más de 10 años --ante tres administraciones municipales distintas-- por el propietario del centro nocturno en donde se llevara a cabo la fiesta.
Los funcionarios municipales que atendieron a Aramburu le manifestaron que no podían canalizar su reclamo y que la única persona “que le podía dar una mano” era el intendente Bertil Bentos. “Realmente, es una situación totalmente insólita; estoy con las manos cortadas y no sé que hacer” consignó por último el damnificado.
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