Paysandú, Domingo 15 de Septiembre de 2013
Opinion | 14 Sep En forma frecuente, lamentablemente, se registran accidentes de tránsito que involucran animales sueltos en la vía pública, tanto en calles de la ciudad como carreteras, y pese a que de vez en cuando alguna autoridad nacional se rasga las vestiduras proclamando que a partir de ese momento se será inflexible con los controles, como es el caso de la Intendencia Departamental, el punto es que las medidas no duran ni lo que un lirio.
Recientemente dábamos cuenta de un accidente de espectaculares características registrado en Ruta 3, muy cerca de la ciudad, cuando una camioneta volcó tras embestir una yegua con su potrillo, que estaban sueltos en la ruta, y que pertenecían a una vecina del lugar.
Felizmente no hubo pérdidas de vidas humanas y los damnificados solo sufrieron heridas que no revestían gravedad, en tanto el equino murió poco después, aunque no sin grandes sufrimientos.
Y más allá del aspecto puramente episódico, posteriormente, cuando se dispuso multar a la propietaria del equino por la omisión en la tenencia del animal, la responsable declaró que era insolvente para hacer frente a la multa, por lo que todo indica que hasta aquí llegamos y que no hay responsabilidad civil para una infracción notoria a las leyes y ordenanzas en vigencia.
Porque pese a que no está reglamentada la Ley de Tenencia Responsable de Animales, hay igualmente leyes que comprenden estos casos para llamar a responsabilidad y reparación, solo que en gran medida han quedado en desuso y serían sustituidas en su aplicación por la ley de referencia.
Por supuesto, estas situaciones no se dan en los países en serio, donde se establecen claramente y se pagan las omisiones en la tenencia responsable, con severas multas o prisión en su defecto, además de la incautación del animal y su sacrificio en caso de que no se encuentren alternativas.
Pero en el país del todo vale, y donde nadie se hace responsable de nada, mientras pueda evitarlo, las situaciones de hecho se siguen dando sin solución de continuidad, y es así que a diario la información policial da cuenta de caídas de motos como consecuencia de perros sueltos, de vacunos y caballos sueltos hasta en pleno centro, muchas veces tratándose de verdaderas tropillas, aún a plena luz del día, sin que ninguna autoridad actúe con un mínimo de eficacia y menos aún preventivamente, llamando a responsabilidad a los tenedores de animales. En todos los casos, salvo en los perros realmente callejeros, que son los menos, la responsabilidad radica en el propietario o tenedor del animal, pese a que supuestamente está vigente la Ley de Tenencia Responsable de Animales, la que sin embargo no se aplica porque no está reglamentada y no se integran los organismos creados específicamente para observar el cumplimiento de una normativa que sin dudas viene a llenar una necesidad en nuestra legislación.
El punto es que no solo no hay ley sino tampoco una ordenanza departamental a tono con la situación, y cuando ya había una norma acordada en la Junta Departamental, con acuerdo de los tres partidos, y se llevó la iniciativa a la aprobación del intendente, éste no la acompañó, por cuanto consideró que mal podía aplicarse una ordenanza departamental cuando estaba para ponerse en marcha una ley nacional que podía contener disposiciones encontradas con lo establecido en la ordenanza, y así seguimos hasta hoy.
Nada evita, por supuesto, que tal como se ha hecho en alguna oportunidad, se retenga a caballos y vacunos hasta que su dueño pague la multa correspondiente, e insistir por lo menos en la castración de perros callejeros, en tanto tampoco se efectiviza el cobro de multas a tenedores de perros que no cumplen con sus obligaciones.
Pero claro, las omisiones no son solo departamentales, por cuanto si hay una ley aprobada y no se pone en vigencia por falta de reglamentación e integración de la Comisión Nacional Honoraria de Bienestar Animal --organismo desconcentrado y dependiente del Ministerio de Educación y Cultura--, es porque en gran medida se sigue actuando pour la galerie, sin poner el acento en las responsabilidades, en la tenencia responsable, en el cuidado del animal y también de la propia población que es ajena a esta irresponsabilidad y que sin embargo es afectada por accidentes generados por animales sueltos en la vía pública.
Y de nada vale que la ley aprobada en marzo de 2009 sea muy completa y abarcativa, si no se aplica, y seguimos sin tener una norma específica a nivel departamental ni nacional.
Estamos en un limbo jurídico, entonces, pese a la ley aprobada, por omisiones y desidia, desinterés o falta de convencimiento para hacer lo que hay que hacer, cuando ya no hay que inventar nada y solo aplicar lo que ya está aprobado hasta ahora con un sentido meramente decorativo.
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