Opinion | 13 Sep “Andá a los programas bobos, que esos son los que ve la gente, los programas buenos los vemos nosotros. La gente normal, la que vota ve los programas bobos. Tenés que ir a esos, no te preocupes por ir a los otros, porque es exactamente al revés, andá a los bobos, los que tienen que ver con el entretenimiento y ahí tratá de meter alguna”.
Ese fue el consejo de la hoy senadora Lucía Topolansky a su esposo y hoy presidente José Mujica, según fue publicado por el semanario frentista “Voces”, que entrevistó al primer mandatario.
El saber una de las herramientas de comunicación masiva utilizada por el presidente Mujica ha causado cierto revuelo, pero en verdad no es tan extraño ni novedoso.
Los políticos en cada período electivo lo que hacen es buscar trabajo. Ni más ni menos. Más allá de su vocación, de su interés de servicio, claramente lo que necesitan es conseguir empleo, sea a través del camino del voto popular, como por el reconocimiento al esfuerzo realizado durante la elección, con el posterior puesto político.
Y la mejor forma de llegar a los electores, aunque quizás no sea muy afortunada la frase de “programas bobos”, es captando la opinión o sentimiento del electorado, que necesita que se le diga en palabras simples y sencillas lo que espera escuchar. Y como cada vez se dedica menos tiempo al razonamiento, al estudio concienzudo de propuestas, se está más accesible a ser captado por slogans.
De hecho, es lo que se espera de los candidatos. El que mejor refleje en palabras simples y sencillas nuestras necesidades, tendrá mayores chances de tener nuestro voto y consolidar su empleo.
Pero no es Mujica el único. Esta forma de participar en campañas políticas es bastante más común de lo que parece. Quizás el mejor ejemplo sea el del magnate de los medios y entre tantas otras cosas periodista deportivo Silvio Berlusconi, que más allá de todos los escándalos sigue encaramado al poder, precisamente a partir de su presencia en los medios a partir de mensajes simples y “bobos”.
Lo extraño, sin dudas, es que se reconozca como lo hace Mujica, aunque hay que tener claro que está jugando para la tribuna, porque el semanario al que hizo estas declaraciones pertenece a su propia colectividad política.
Ahora bien, lo que no dice pero queda clarísimo, es que se reafirma que tenemos los gobernantes que nos merecemos y que aunque pasen los cientos de años seguimos comprando espejitos de colores, sorprendidos por su brillo. Así queda en claro tras las expresiones de Mujica. Y habrá que tenerlas en cuenta, porque al fin y al cabo, es el presidente de los uruguayos…