Paysandú, Domingo 22 de Septiembre de 2013
Opinion | 18 Sep Mientras el presidente José Mujica “evalúa” si autoriza un aumento de la producción solicitada por la planta de celulosa de UPM - Botnia, al tiempo que ya el canciller argentino ha amenazado con que será inflexible en cuanto a no aceptar esta posibilidad, el sector forestal sigue en expansión en el Uruguay, en tanto se alternan señales positivas y negativas en el entorno internacional.
A principios de año, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, al hablar en una conferencia celebratoria de los 25 años de aprobación de la Ley de Desarrollo Forestal, evaluó que no hay ningún sector en la economía nacional que haya formalizado tanto empleo en tan poco tiempo, lo que es un aporte muy positivo no solo en cuanto a incorporación de mano de obra directa e infraestructura, sino en cuanto a formalización.
Por supuesto, pese a esta visión optimista, en el sector todavía falta la generación de valor agregado a la materia prima, que es precisamente el mayor proveedor de fuentes de empleo genuinos y reciclador de riqueza en el medio rural, de lo que tenemos algunos ejemplos, aunque escasos.
Debe tenerse presente que está en fase de terminación y para entrar en producción el emprendimiento de Montes del Plata, desde principios de 2014, pero a la vez los inversores reciben frecuentemente el mensaje de que nada importante puede hacerse en materia de emprendimientos de procesamiento de materia prima forestal en el Uruguay si no se da el visto bueno o hasta se impulsa desde Argentina, como fue en su momento el anuncio desde Buenos Aires de que se trasladaba a Conchillas la planta de celulosa que se iba a instalar en la misma zona que UPM - Botnia, porque así lo disponía el gobierno de Kirchner.
En los últimos años la actividad forestal ha atravesado coyunturas complicadas debido a la crisis internacional, sobre todo en Estados Unidos y Europa, con descenso de la demanda y de los precios, pero no existe emprendimiento de riesgo que no conlleve afrontar avatares, por mejor perfil que tenga en el mediano y largo plazo.
Debe tenerse presente que los montes para explotación forestal no aparecieron porque sí de la noche a la mañana, y precisamente se cumplió el cuarto de siglo de esta norma aprobada por la unanimidad de los partidos políticos con representación parlamentaria, cuya instrumentación ha tenido una repercusión positiva creciente con el paso de los años, al ameritar por ejemplo que tengamos ya unas 800.000 hectáreas implantadas para industrialización, con las consecuentes exportaciones, generación de empleo e inversiones.
Se ha ido desarrollando el sector a partir de las condicionantes de promoción contempladas en la ley original, y ha logrado crecer y mantenerse pese a que indudablemente la infraestructura del país no estaba preparada para apoyar emprendimientos de estas características.
En el caso de las áreas que incorporan mayor valor agregado, evidentemente la industria del contrachapado es la que conlleva un mayor grado de procesamiento y la que más ha sufrido la crisis en Estados Unidos, porque a la vez produce insumos para casas y muebles que tienen en el país del norte el mercado más importante.
Pero en el caso de los contrachapados, en los últimos meses se ha verificado una gradual recuperación de la demanda en Estados Unidos, que paga mejores precios que el mercado de alternativa mexicano, pero en Europa todavía no se ha logrado recuperar la demanda precrisis. Igualmente, un elemento negativo es la caída de la competitividad uruguaya en general, por los altos costos internos y la baja relación cambiaria, en tanto también se debe enfrentar a un Brasil que ha devaluado y a una Argentina que sigue interponiendo traba tras traba.
Y parte de la falta de competitividad, además de los altos costos internos del Uruguay, corresponde a déficit en elementos logísticos adecuados, lo que encarece el traslado de esta materia prima, con una notoria ausencia del ferrocarril como medio barato para el transporte de cargas de gran volumen y bajo valor relativo, y el requerimiento de una mayor presencia del transporte fluvial, dejado de lado durante décadas y que es una alternativa válida en el esquema, lo que configura un esquema de luces y sombras en la explotación forestal.
Las expectativas inmediatas se centran en contar con un mejor entorno internacional, y procurar alternativas para reducir costos y generar condiciones imprescindibles para incorporar mayor valor agregado, que es el salto de calidad todavía pendiente, pero no puede soslayarse que paralelamente es preciso promover las inversiones en infraestructura que siguen postergadas en el sector transporte, pese a que desde siempre se supo que llegaríamos por estos años a la explosión de la producción forestal.
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