Paysandú, Lunes 23 de Septiembre de 2013
Rurales | 20 Sep El gerente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), ingeniero agrónomo Javier Otero, defendió a los productores que sufrieron importantes pérdidas de sus lanares a causa del fuerte temporal, y explicó que la muerte de ovinos fue inevitable por la fuerza del viento, agua y frío que debieron soportar durante cinco días y en muchos casos, con esquilas recientes.
Manifestó a EL TELEGRAFO que “hace más de 20 años que no se da un siniestro de este tipo de mortandad, por lo que ni los productores, ni las prácticas instrumentadas, las podemos responsabilizar. No podemos decir ‘los productores son relajados’, porque son expresiones que están libres de la experiencia que la historia te las da”. Además, “han muerto terneros, otros animales y lamentablemente seres humanos, por lo que no se pueden hacer esas expresiones”.
Recordó que a principios de la década del 90, cuando trabajaba para la institución en Young, departamento de Río Negro, “un 14 de noviembre se produjo un evento de estos, que empezó con una lluvia caliente y terminó con un temporal de agua helada, que solo en el departamento de Río Negro mató 10.000 lanares. Una desgracia nacional que significó importantísimas pérdidas en el país, porque esa cantidad fue solo ahí, sin contar los otros departamentos”.
De todas maneras, dijo que “ese evento multiplicó por cinco o seis la desgracia que registramos en esta oportunidad”. “Esta situación fue muy difícil de haberla prevenido”, señaló el citado profesional, “máxime cuando no estamos contando con los pronósticos oficiales de Meteorología, que hubieran colaborado para tomar alguna precaución”.
“No tenemos, porque no funciona, un pronóstico meteorológico que hubiese puesto en alerta a los productores de esta situación, aunque en la mayoría de los casos, y próximos a los 20 días de los animales esquilados, la lógica indicaría que ya estarían en una zona que disminuye los riesgos”, entiende.
PRE PARTO
“Si esquilan preparto en este país más de 1.000.000 de ovejas, si se están denunciando 36.000 en donde no todas eran ovejas, estamos diciendo que la esquila preparto en esto no tiene la culpa”, puntualizó respecto a versiones que indicaban que la herramienta no era la adecuada. Otero precisó que “visto que cualquier ser vivo que esté sometido a estas condiciones, desde temperaturas de más de 35 grados a bajo cero, donde existieron temporales de viento, con más de cuatro días bajo lluvia y no se pudieron secar, significa que fue una desgracia con suerte”.
RELEVAMIENTO
Manifestó que desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) “nos solicitaron realizar un primer monitoreo de la situación. Se llamaron productores de confianza y de los que se tenía conocimiento de que había sufrido pérdidas, empresarios de esquila --porque tuvo muy asociado al trabajo de las comparsas en los últimos 20 días--, además de periodistas agropecuarios, comisarías de diferentes zonas y consignatarios vinculados al sector”.
Dijo que la cifra de “36.300 ovinos es mínima y significa un sub registro, porque se da el fenómeno de que a un estrato de productores es difícil llegarle”. El departamento más afectado fue Salto con 13.000 ovinos muertos, seguido por Tacuarembó y Paysandú con 6.500 cada uno, Cerro Largo con 4.500, Artigas 4.000 y en Treinta y Tres 1.800. Acotó que “son grandes números, porque sabemos que en Durazno, Florida y otros departamentos, han existido muertes pero no de las características de los del norte”.
Otero indicó que “si bien no hay ninguna zona que esté exenta de muertes, porque la muerte perinatal de corderos fue general y sin excepciones”, el fenómeno climático afectó fundamentalmente los departamentos de “Artigas (oeste), Salto, Paysandú, Tacuarembó, parte de Cerro Largo y Treinta y Tres, donde se registraron los mayores porcentajes de muertes”. Agregó que los ovinos esquilados que sufrieron las consecuencias del temporal, “felizmente no responden a los dos picos de esquilas que tradicionalmente se hacen en el país, que sería la preparto que realiza básicamente a fines de julio y agosto, ni la tradicional que ocurre desde fines de setiembre en adelante”.
Efectuó este razonamiento porque “fundamentalmente las categorías afectadas por la mortandad son borregos o corderos, o animales que estaban prácticamente prontos para embarques a frigoríficos. La mayor parte de los animales muertos fueron adultos, pero solteros”, subrayó.
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