Paysandú, Miércoles 25 de Septiembre de 2013
Opinion | 24 Sep Según indican en reciente estudio docentes especializados en políticas educativas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, el 60 por ciento de los jóvenes de entre 12 y 29 años que concurren a institutos privados no logra aprobar en tiempo y forma la educación media, lo que significa que lo hacen con extra edad y recursando algún año.
Este estudio, si bien por razones operativas se concentra en Montevideo, refleja en buena medida, con matices en cada departamento, lo que sucede en todo el país, por cuanto hay factores que inciden que son común denominador para un país que en los últimos años registra sensibles cambios, sobre todo en la cultura de valores y las prioridades, y naturalmente estos no solo tienen proyección de carácter social, sino que también se reflejan en la educación y el ámbito laboral, entre otras áreas.
Pero en el caso que nos ocupa es notorio que a partir de la franja etaria mencionada logra aprobar educación media en tiempo y forma el 41 por ciento de los que asisten solo a centros privados, en tanto lo consiguen solo el 18 por ciento de quienes han asistido a institutos públicos.
A la vez, del mismo informe se desprende que el 13 por ciento de los que asistieron solo a centros educativos privados abandona la educación media, mientras que en el sistema público la deserción alcanza al 44 por ciento. Surge claramente de estos elementos que hay una creciente brecha entre el nivel educativo privado y el público, por lo que en el tema de capacitación y formación se confirma que los niños y jóvenes provenientes de los grupos de menores ingresos son los relegados en el sistema educativo vigente, y ello es consecuencia tanto de falencias en materia de formación en valores en sus hogares durante la niñez, como en el sistema educativo, teniendo en cuenta la enseñanza que se imparte en los respectivos centros docentes.
Gustavo De Armas, especialista en política social de Unicef, indicó a El Observador que las cifras de que se dan cuenta en el informe confirman que el modelo de educación media existente en el Uruguay no es el apropiado para las circunstancias actuales, y consideró que en los liceos privados, donde se supone que no pesan tan negativamente los factores socioeconómicos o culturales de la familia, el nivel de aprobación al fin de cuentas no llega ni a la mitad, lo que permite pensar “que está fallando el sistema”.
Recuerda en este sentido que Secundaria tiene el mismo plan de estudios que se creó a principios del siglo XX, “y en aquel momento fue pensada para una sociedad industrial, donde lo que se pretendía era continuar la formación de los hijos de las clases más altas de la sociedad y prepararlos para sus estudios terciarios”. Por su lado el consejero del Codicen Daniel Corbo, coincidió con De Armas en el sentido de que el plan de estudios de Secundaria no está adaptado para los tiempos actuales, donde la horizontalidad de las redes de educación y lo digital marcaron el tipo de sociedad.
“Acá tenemos algo absolutamente fragmentado y el liceo termina siendo un diseño de fábrica del capitalismo”, donde “cada profesor se especializa en su materia y da a los alumnos una visión fragmentada de la realidad”, en tanto evaluó que no se puede pretender que el niño que sale de la escuela con un número manejable de alumnos, con un maestro por clase, con quien crea un vínculo afectivo y quien le transmite una visión integrada de la realidad, se inserte adecuadamente en un liceo multitudinario, con 12 o 13 profesores y la misma cantidad de materias, donde se le transmite una visión fragmentada de la realidad.
Por cierto que estos especialistas tienen su cuota parte de razón, y es notorio que hay un salto muy grande desde Primaria al liceo, que en muchos casos resulta traumático para los estudiantes. Pero este este no es un problema de ahora, sino que data desde hace más de medio siglo. Ocurre que este trauma resulta especialmente crítico en los adolescentes de hoy, que tienen otros valores y otras prioridades, y de la misma forma ocurre en la sociedad.
Pero no es menos cierto que Secundaria ha desdibujado objetivos y no se adapta al mundo de hoy, porque sigue educando con generalidades de variadas materias a los estudiantes, sin especialización, y el joven que egresa de segundo y tercer ciclo no “sale nada” en cuanto a inserción más o menos inmediata en lo que refiere a su preparación para el mundo laboral, para empezar.
Y debe tenerse presente que la desactualización de Secundaria no es de hoy ni nada que se parezca, sino que a modo de ejemplo, hasta por lo menos fines de la década de 1960 y principios de la de 1970 se dictaban clases de francés desde primer año en el liceo, y recién en tercero y cuarto se comenzaba con el inglés, cuando era notorio que desde hacía muchos años ya el inglés era el idioma que se hablaba internacionalmente. Pero no se creyó oportuno, ante la presión de las corporaciones, dejar sin trabajo a los profesores de francés, como si esta fuera la prioridad y no la preparación del estudiante.
Con solo este ejemplo entre muchos otros, no puede extrañar que la “desactualización” agrava los problemas crónicos de la educación media, lo que se debe corregir pese a la oposición que surja de los gremios docentes, aunque estamos solo ante una faceta de una vasta problemática que necesita un abordaje mucho más integral y desprovisto de prejuicios.
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