Opinion | 03 Oct Un informe de la organización HelpAge Internacional --“Índice Global del Envejecimiento 2013”-- ubica a Uruguay en el 2° lugar en la región, detrás de Chile, en calidad de vida de sus adultos mayores. En nuestro país, las personas mayores de 65 años representan el 15% de la población. La cifra llega a 18% si el rango etario se mide por encima de los 60 años.
Esto da la pauta de un envejecimiento avanzado de la población, una tendencia que se ha mantenido en los últimos años y que involucra diferentes variables, desde el aumento de la esperanza de vida a temas vinculados a los procesos migratorios.
El informe explica que esta organización es la única que construye información a nivel internacional y que es consultante de Naciones Unidas. El documento ubica a nuestro país en primer lugar en la región en “seguridad de ingresos”. A nivel mundial, Uruguay ostenta el puesto 23.
Se trata del país más envejecido de las Américas junto con Cuba, aunque tiene una buena cobertura en materia de seguridad social, así como una cobertura universal en cuando a la salud.
A pesar de la avanzada edad del 15% de los uruguayos, la mayoría de ellos están socialmente activos, viviendo en comunidad. En este sentido, Adriana Rovira, directora de Inmayores (Mides) dijo que si bien hay una presencia cada vez mayor de los hogares unipersonales (adultos mayores viviendo solos) “estas son personas activas, con buena calidad de salud, con ingresos que superan la media de la región y con una expectativa de vida que va en aumento”. Consideró que esto genera otros desafíos, vinculados con el impacto de las enfermedades crónicas y la dependencia (demanda de cuidados).
En este sentido, uno de los grandes desafíos que aún no se había podido traducir en acciones concretas es el largamente anunciado Plan Nacional de Cuidados en el marco de una política pública de apoyo específico a las personas más necesitadas de este sector. Al respecto, genera expectativa el programa de cuidados domiciliarios que a modo de “piloto” se iniciará en Paysandú, como así también en Montevideo y Cerro Largo.
También es bueno que las políticas públicas se estén ocupando de grupos en los que se trabaja específicamente porque sufren vulneración de derechos, como por ejemplo quienes residen en hogares de larga estadía, que no acceden a servicios de calidad, quienes están en situación de emergencia, pese a que el número se redujo y existe una transferencia económica para esta población. A esto se suman las situaciones de violencia, abuso y maltrato, que necesitan ser abordadas. En definitiva, ha habido logros para la mejora de la calidad de vida de nuestros adultos mayores pero mucho queda por hacer todavía.