Paysandú, Lunes 07 de Octubre de 2013
Opinion | 04 Oct No es cierto que las relaciones entre Uruguay y Argentina se hayan puesto tensas solamente en las últimas horas, debido a que nuestro país autorizó a UPM a aumentar en la mitad de lo solicitado su producción. Los gobiernos de Cristina y de Pepe hace rato en realidad que tienen una relación de amor - odio, más allá que a ella le dieron las llaves de Montevideo y él le pide “un aventón” en el avión presidencial cada vez que tiene que viajar al exterior.
Desde trabas para que los argentinos paseen en Uruguay, hasta cepos para impedir negocios de importación desde nuestro país, el gobierno de Cristina, Timmerman, Moreno y los otros no ha hecho más que desconocer el mandato histórico de hermandad y por el contrario se ha dedicado a poner trabas sobre trabas.
Lo que ahora ha hecho Uruguay es hacer uso de su legítimo derecho como estado independiente, pero no de manera inconsulta como sostiene Argentina, sino después de hacerle partícipe de la decisión. Y, oh curiosidad, Argentina, que hasta el momento se había mostrado reticente a hacer públicos los resultados de los muestreos a UPM, apresuradamente (y cual conejo apareciendo en la galera de un mago) brinda una serie de datos que claramente se contraponen con los de la Dinama, de junio pasado.
Aunque el canciller Timmerman pintó un panorama negro y contaminado, la Dinama solamente encontró en sus muestreos mayor vertido de fósforo que el permitido.
Y lo que era obvio sucedió: Argentina enseguida anunció que volverá al tribunal de La Haya, en tanto los “asambleístas” de Gualeguaychú volvieron a la danza de la guerra. En este último caso, con el desparpajo de anunciar que el domingo llegarán a Fray Bentos para entregarle una carta de protesta al intendente del lugar.
Es de esperar que de ninguna manera se acepte el ingreso a territorio nacional de una manifestación desde Argentina. El tránsito de personas es libre, pero no hay derecho alguno que facilite el ingreso a nuestro país de cientos de personas con fines de protesta. Y menos a quienes nos cortaron los puentes durante años.
En La Haya se deben estar preguntando por qué dos Estados a los que apenas los separa un río, insisten en resolver supuestas desavenencias tan lejos de casa. La soberbia del gobierno argentino sin dudas es el elemento principal que lleva a esta situación, aunque de este lado las cosas tampoco se hayan hecho con mucha inteligencia que digamos (¿por qué no se autorizó a la entonces Botnia a producir todo lo que la fábrica podía, para evitarse estos problemas más tarde, cuando obviamente fueran a pedir una ampliación de la cuota?; ¿Por qué ahora se autoriza sólo la mitad de lo que pide UPM?). Ellos pueden ponernos trabas sobre trabas, pero Uruguay parece no poder ejercer su soberanía. Se vienen tiempos duros, y Argentina aprovechará el verano para hacer todo lo posible para que sus ciudadanos no veraneen en tierra charrúa. Les ha venido como anillo al dedo el asunto UPM. Al menos, que lo digan. Malhaya.
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