Deportes | 08 Oct Tabárez la tiene clara. El técnico de la selección uruguaya de fútbol sabe que más allá de que Uruguay irá en búsqueda de un triunfo el viernes próximo de visita ante Ecuador (“no conozco a nadie que vaya a buscar un empate”), de que hará hincapié “en dedicarle todo el tiempo en cómo nos preparamos”, tomará muy en cuenta el historial de los ecuatorianos jugando en Quito.
“Basamos la planificación en los partidos que ellos jugaron en Quito, y es un equipo que ha mantenido un estilo de juego, un 4-4-2 muy fijo”, teniendo en cuenta que como locales los ecuatorianos “han ganado casi todos los partidos”, analizó el entrenador celeste.
Y todos saben que la del viernes será una final, “cuyo resultado va a determinar una realidad u otra. Las finales se juegan sin perder detalles y concentrándose”, aseguró Tabárez, quien igualmente afirmó: “Estamos mejor que a principios de junio, es una cosa evidente. En cuanto a cosas concretas, todo se puede resumir en una situación: dependemos de nosotros, y a principios de junio no dependíamos de nosotros".
Luis Suárez, una de las grandes figuras celestes, fue por el mismo lugar. Al arribar a nuestro país, el delantero del Liverpool dejó en claro que “hace un par de meses, antes de enfrentar a Venezuela, firmábamos el repechaje en cualquier lado. Ahora todo el mundo prefiere ir directo como preferimos nosotros, por los resultados que salieron bien y en base al buen trabajo que hemos realizado.
Por eso el choque ante Ecuador será una finalísima. Primero que nada, teniendo en cuenta que “con un punto nos aseguramos el repechaje, algo que hace tres fechas para nosotros era un milagro”. Segundo, porque “somos conscientes de que tenemos muchas posibilidades de clasificar directo, que es lo que queremos para no seguir sufriendo”, agregó.
Lo cierto es que Uruguay prepara las armas para jugarse la clasificación ante Ecuador el próximo viernes. Y después será tiempo de pensar en Argentina, el clásico que se espera sirva para el festejo ante los hinchas.
Pero Ecuador no será fácil, y es el penúltimo gran escollo.