Paysandú, Jueves 10 de Octubre de 2013

No hay medida de prevención que sobre

Opinion | 09 Oct Llama la atención --bueno, no tanto-- que desde el propio Ministerio de Salud Pública se tome a la ligera la administración de la vacuna contra el papiloma humano, que previene el cáncer de cuello de útero cuando se administra a las mujeres en la pubertad, y que por lo tanto autoridades ministeriales como el subsecretario Leonel Briozzo se encojan de hombros cuando se les pregunta acerca de cifras que indican que han sido muy pocas las niñas que a partir de los doce años han concurrido a aplicarse la vacuna.
No puede extrañar que la postura expuesta por el subsecretario Leonel Briozzo, respecto a que la baja vacunación contra el virus del papiloma humano “no era un fracaso”, desatara una andanada de críticas desde el ámbito político, desde el sistema sanitario y desde la propia academia científica. El expresidente y oncólogo Tabaré Vázquez dijo a El Observador que “se debe utilizar la vacuna contra el HPV”. Agregó que es “partidario de utilizar todas las armas de diagnóstico, terapéuticas, preventivas, de investigación y educativas en la estrategia de lucha contra el cáncer”.
A su vez la presidenta de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer y exministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, consideró “importante” vacunar a “todas” las niñas de 12 años y así aprovechar que el MSP ya adquirió las dosis. Briozzo sostuvo que el MSP nunca se había propuesto llegar a todas las niñas de doce años y que apostaba a una batería de medidas para un ejercicio informado y responsable de la sexualidad, a la vez de subrayar que no hay evidencias científicas respecto a su efectividad, lo que esgrime como justificación de la prescindencia ministerial en el tema.
Es sabido que el Ministerio de Salud Pública no es el promotor de la aplicación de la vacuna y que por el contrario, aceptó a regañadientes, como una imposición, que se haya instrumentado esta campaña, y por lo tanto, jerarcas como Briozzo consideran que están cumplidos con haber comprado las dosis y mantenerlas por si alguien las pide, pero sin ofrecerlas.
Esta postura no solo es un contrasentido, sino una especie de capricho que va a contramano de la idea de que no hay medida de prevención que sobre, y mucho más si se trata de estar a cubierto, aunque no tenga un cien por ciento de efectividad, del cáncer de cuello de útero, que tiene una alta prevalencia y desenlaces fatales en un alto porcentaje.
Respecto a esta problemática, el diputado nacionalista Javier García dijo que Briozzo está encaprichado con su negativa a la vacuna: “eso de nunca y siempre es parte de un radicalismo expresivo que es muy difícil de sostener. Eso parte de la idea de que una sola persona puede definir todas las políticas de un gobierno y yo no creo que el doctor Briozzo pueda tener o tenga ni la posibilidad ni la capacidad política para decidir él ante sí y solo las cosas que decide este gobierno ni todos los gobiernos que vendrán. Me imagino que no debe pensar que él va a decidir eso. Así que podría haber dicho: ‘si por mí fuera, nunca’, y sería algo más real. Más todavía teniendo en cuenta que el subsecretario tiene una cruzada personal contra la vacuna en la cual está solo”.
Trajo a colación las declaraciones del doctor Tabaré Vázquez, “que aparte de su condición política es un científico; de la exministra María Julia Muñoz, que es presidenta de la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer, de la propia actual ministra de Salud Pública, que está abierta a eso. Es decir: separemos un poco lo que es un tema personal, parece, del doctor Briozzo --vaya a saber por qué-- de lo que es la academia a nivel internacional y nacional”. El legislador precisó, en su condición de médico, con acertado criterio, que “el arsenal para luchar contra este cáncer tiene tres patas: la prevención primaria, que es la vacuna; la secundaria, que es el papanicolau, la mujer adulta, los estudios que se hacen, la detección temprana de lesiones precancerosas; y lo tercero es la educación en materia sexual, etcétera. Esas tres patas forman un arsenal que si lo logramos establecer va a bajar el impacto de esta enfermedad mortal sobre las mujeres en el Uruguay”.
Se infiere de la evidencia científica que si bien la vacuna contra el papiloma humano previene contra dos de los virus que provocan el cáncer de cuello uterino –uno de los más comunes--, se constituye en una herramienta importante en la prevención de esta cruel enfermedad, y que junto con otras medidas preventivas como el papanicolau para posibilitar el tratamiento precoz, debe recomendarse y promoverse, porque una sola vida humana que ese salve vale la pena, por encima de caprichos o posturas extremistas que no tienen como prioridad la salud de la población de riesgo.


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