Opinion | 11 Oct Es una buena noticia para el Uruguay y para Paysandú que se anuncie para noviembre próximo la primera exportación de cítricos sanduceros y salteños al flamante mercado --para nosotros-- de Estados Unidos, inaugurando lo que promete ser una auspiciosa corriente exportadora hacia ese país del hemisferio norte.
Como indicara EL TELEGRAFO, se trata de una exportación coordinada entre varias empresas de los departamentos naranjeros, que será la primera instancia del acceso al mercado de Estados Unidos luego que ese país aprobara el ingreso de la fruta, al cabo de un planteo negociador que insumió más de una década.
Recientemente el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, firmó el correspondiente documento entre Uruguay y Estados Unidos para habilitar el ingreso a un mercado que además de hacerlo en contraestación a la producción local, como es también el caso de los arándanos, paga mejores precios que la Unión Europea y por ende se presenta como más atractivo para los operadores locales.
En el mes próximo se va a colocar naranja del tipo Valencia, que es la que se da en las postrimerías de la zafra de cítricos en el Uruguay y cuando está a punto de aparecer el cítrico de estación en el mercado norteamericano. La novedad estriba en que se procesará toda la fruta en el packing de la empresa Forbel en Paysandú, correspondiente a las producciones de las empresas Guarino, Caputto, Azucitrus y Milagro, en lo que será una especie de tarjeta de presentación del cítrico nacional bajo el rótulo de “Uruguay Natural”·
Entre otros aspectos, es muy positivo que el empresariado del sector, por encima de la sana competencia entre las respectivas firmas, haga frente común para la exportación de sus productos, porque existe un interés común a preservar, y la uniformización bajo el rótulo de Uruguay Natural es una reafirmación de la importancia que adquiere el presentar una fruta de la mejor calidad posible, tanto en sanidad como en sus características.
Es así que si bien cada empresa exportadora tendrá sus propios canales de distribución en el país norteamericano, la orientación es a canalizar las exportaciones por el logo “Uruguay Natural” en cada caja de fruta, que confirma que están todos en el mismo barco.
En realidad la apertura al mercado de Estados Unidos llega en medio de una coyuntura que se sigue presentando con serias dificultades para las empresas citrícolas, e incluso alguna de ellas ya ha discontinuado su producción y enajenado sus instalaciones en nuestro departamento.
El quid del problema es la rentabilidad deprimida por una serie de factores que incluyen fundamentalmente altos costos de producción, tanto en insumos como en logística, además de la negativa incidencia de los reajustes salariales, sin olvidar cargas sociales y tributación. Todo esto hace poco atractivo el negocio, que requiere de una fuerte inversión para funcionar. Como factor agravante, que se arrastra desde hace ya varios años, está las fluctuaciones cambiarias, desde que mientras se registra un sostenido incremento de costos, alentado por una inflación anual no menor al ocho por ciento, el dólar permanece estable y por lo tanto al traducirse a pesos, se erosiona la rentabilidad.
No es un elemento nuevo en el escenario empresarial, por supuesto, ya que se trata de un común denominador para muchas de las empresas de nuestro medio, como hemos señalado en más de una oportunidad, y que sin embargo no ha tenido evolución favorable teniendo en cuenta que estas condiciones se mantienen prácticamente incambiadas desde hace por lo menos un lustro.
En el caso de otras producciones primarias los precios que se obtienen en el mercado internacional permiten más o menos salvar la ecuación económica, pero en lo que refiere a los cítricos los valores no han resultado alentadores, y en general los exportadores han procurado mantener estructuras y los mercados abiertos con la expectativa de que gradualmente se pueda ir a una reversión en este panorama de rentabilidad comprometida.
En este contexto, debe evaluarse que los citricultores cuentan con una muy buena “cultura” de exportación, porque han logrado subsistir y mantener mercados, como el de la Unión Europea, con la esperanza, ahora concretada, de ingresar a los Estados Unidos con mejores precios y generar renovadas expectativas de un mejor escenario para los próximos años.