Opinion | 07 Oct La producción agrícola --y en menor medida industrial-- de la región, así como una fuerte expansión económica en base a exportación de commodities, ha presentado un fuerte desafío logístico, que incluso se acentuará en los próximos años, indicó Julieta Abal, coordinadora del Observatorio de Transporte de Carga y Logística del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Igualmente, la región debe aprontarse desde el punto de vista logístico y de infraestructura si no quiere colapsar, según manifestó la jerarca a El Observador, en tanto señaló que ha sido difícil prever la enorme expansión que ha tenido la región sobre todo en la producción de granos, incluyendo al Uruguay.
En este sentido recordó que los trenes cobran gran importancia al facilitar y abaratar el transporte, sin sobrecargar las rutas, y consideró que se puede tener muy bien los puertos, pero si se acumulan camiones en la entrada, se pierde productividad, aseguró, en el marco del lanzamiento de la Encuesta Nacional de Logística presentada en el Instituto Nacional de Logística (Inalog).
Precisamente debe tenerse presente que ya en el noveno año en el que Uruguay ha gozado de condiciones muy favorables desde el punto de vista de la economía mundial, es indudable que entre los desafíos pendientes figura el de adecuar la logística a las necesidades de los operadores, que requieren instrumentos para potenciar sus explotaciones, pero sobre todo sin entrar en la improvisación y “hacer cada cual la suya”, sino que se haga una puesta al día con aportes diversos a efectos de determinar realidades y necesidades para trabajar sobre diagnósticos.
Lo que sí es claro, por encima de escenarios y requerimientos propios de cada sector, es que el común denominador es la necesidad de mejorar sensiblemente las herramientas para el transporte a efectos del acceso de las producciones de grandes volúmenes a los lugares de destino en el menor costo y tiempo posible, que es factor decisivo para la competitividad.
Estamos ante una problemática tan vasta como importante para el Uruguay, en el contexto de un escenario internacional todavía muy favorable en la demanda de nuestras materias primas, como ha ocurrido en los últimos años, desde que la logística puede hacer la diferencia entre concretar o descartar un negocio cuando se trata de producciones de gran volumen y bajo valor relativo, en las que el flete juega un papel decisivo.
No puede negarse, igualmente que si bien son notorias las dificultades en logística, igualmente en este aspecto estamos mejor que hace una década, de lo que es un ejemplo claro la sostenida reactivación del transporte fluvial por el río Uruguay, con inversiones en marcha en dragado y sistema de puertos, y en el caso de Paysandú, con refuerzo de muelles, mejora de infraestructura y la reciente incorporación de una grúa multicargas que permitirá la operativa con contenedores y trabajar en complementación con otros puertos, a la vez de potenciar las posibilidades de la carga a granel.
Pero las mejoras en el sistema de puertos del río Uruguay todavía no alcanzan para compensar los fuertes costos en el área del transporte carretero para la complementación intermodal, por combustibles, aumentos salariales e insumos como cubiertas y repuestos, además de no contar con carreteras adecuadas.
Además, pese a que es un tema que está en el tapete desde hace años, y que se ha constituido en un proyecto considerado como prioritario por la Administración Mujica, todavía seguimos en veremos con la reactivación del ferrocarril, el medio de transporte que le sigue en menores costos al transporte fluvial para las cargas de mayor volumen, y que es un factor de enlace multimodal sustancial para complementar la logística, como bien señalaba la experta del BID en el foro logístico.
El punto, además, desde el punto de vista regional, radica en que hace falta una visión integral de logística, lo que pone a los países del área en una posición de rezago frente a otras regiones, donde la logística funciona bien aceitada y se coordina para potenciar y complementar las respectivas producciones, lo que indica un aspecto más en el déficit a superar, haciendo que cada país actúe como parte de un todo y no por su cuenta, para no superponer esfuerzos y recursos.