Opinion | 09 Oct Hay sin dudas trascendidos que llaman poderosamente la atención y que dejan al descubierto que el Poder Ejecutivo no siempre tiene a mano la brújula, o al menos que no siempre la toma en cuenta la hora de conducir el país.
En los últimos días, por ejemplo, se supo por fuentes del gobierno que se estudia la posibilidad de conceder un tercer canal digital, después de las protestas del grupo Giro, de La Diaria, que fuera incluso públicamente criticado por el presidente Mujica porque le habían pedido al Estado un préstamo para sacar una publicación, lo que hacía suponer que difícilmente tuvieran dinero para invertir en televisión. En cambio, se entregaron canales digitales a VTV y Pop.
Pero el propio Juan Hébert Brañas, miembro de la Comisión Honoraria Asesora Independiente (CHAI), dejó las cosas de manera cristalina al indicar que desde el punto de vista técnico y jurídico la decisión de a quién conceder los dos canales digitales que se licitaban “ya está tomada” y que “es imposible conceder un tercer canal porque eso sería hacerlo a dedo”.
La falta de solvencia económica del grupo Giro “es excluyente” agregó Brañas, además secretario general de la Asociación de Radios del Interior (RAMI). Asimismo, el llamado era para dos canales, por lo si apareciera un tercero sería un error hasta jurídico.
Por su lado Mujica, que al parecer está otra vez atrapado en fuego cruzado y no sabe muy bien cómo salir del entuerto, aseguró que está esperando los descargos del grupo Giro, para el cual el plazo es de diez días (vence hoy), para después tomar una decisión. Esto obviamente trae más dudas que certezas, porque si se hace un llamado y luego, tras el resultado que no convence a todos, es posible variarlo, entonces se va por mal camino. Mujica tiene tiempo constitucional hasta el 26 de octubre para dejar fija su postura, pero en verdad si las cosas se hacen por derecha, hay que hacer lugar a lo que ya se ha decidido.
La alternativa que maneja el Ejecutivo es dar un canal completo a VTV y dividir el otro entre Pop y Giro, pero es no solamente un enorme problema técnico y jurídico, sino un cambio de reglas.
Desde la izquierda se exponen argumentos ideológicos, primando el del contrapeso de los medios apoyados en el capital, pero en verdad eso es lo que el llamado estableció, que las propuestas debían ser sustentables, lo que por otra parte tiene lógica y mucha.
No es el Estado el que debe solventar un proyecto de televisión digital de un grupo privado, por más que esté alineado con la fuerza política en el poder. Si el proyecto de Giro fue el mejor puntuado, fue desestimado por falta de capital. Es que, la izquierda y la derecha dependen en esta sociedad del capital. Guste o no.