OPINIÓN

Locales | 06 Oct Señor Presidente
de la República
Oriental del Uruguay
Mi nombre es Lourdes Picart, el carácter de esta carta es la legalización de la marihuana. Usted y la prensa nos han dado tranquilidad, de que todo va ser muy bien controlado pero disculpe señor Presidente a mí me quedan mis serias dudas de que así sea, ya que le hablo del lado de que soy madre de ocho hijos y que jamás ni mi esposo ni yo les hemos dado ningún ejemplo de un vicio, ni siquiera el de fumar. Me dirijo a usted con todo respeto que merece dado que estamos --y me refiero a estamos ya que considero que es un problema de familia y sociedad-- pasando por un mal momento, que arrastramos junto a mi familia desde que mi hijo mayor de 26 años, a tan solo 14 años comenzó fumando un simple porro. Como dicen que no es nada, que no me preocupe, que no hace mal, sin embargo hoy por hoy lo tengo perdido en la droga sin poder hacer nada, debido a que es mayor de edad. Estas mismas palabras me las dijeron los médicos, cuando consulté muy angustiada y asustada.
Usted señor Presidente no se imagina lo que es verlo en el estado que se encuentra, verlo que cada día se consume de a poco.
Usted no sabe lo que es perder a un hijo, a mí me tocó pasarlo y se lo aseguro que es lo peor que una madre puede vivir y es un dolor para toda la vida y no quisiera que me vuelva a suceder. Ni se imagina lo que es acostarme y levantarme sin saber dónde está y su está vivo a preso.
Con todo el amor que lo crie siendo madre soltera pero con todo el amor y cariño junto a mis padres y hermanos. En el estado que se encuentra no es justo, yo sé que la mayor parte de la culpa es mía. ¿Pero hasta cuándo vamos a seguir perdiendo estos chicos? Tanto se preocupan por legalizar la marihuana, hagan una ley que por más que sean mayores de edad se pueda obligar a internarse y realizar un tratamiento, sobre todo, para esos chicos que están sin la capacidad de tomar una decisión para recuperarse y se niegan a ellos mismos su enfermedad. Nosotros los padres golpeamos puertas en busca de una ayuda pero si es mayor de edad, tienen que internarse por voluntad propia. Nos dicen, déjelo que toque fondo y va a reaccionar, no le dé nada, ¿pero que tengo que esperar? ¿Que esté al borde de la muerte para que nos ayuden? ¡No, no puede ser así! Necesitamos ayuda urgente.
Llegué hasta el punto de expulsarlo de mi casa con el dolor en el alma y hasta negarle un plato de comida. No señor Presidente, no puedo, a mí me criaron y me dieron valores, que un plato de comida no se niega a nadie, y ni un vaso de agua. Señor Presidente, ayude a mi hijo y a muchos padres que están en mi situación.
Lo último que le digo es que por favor nos ayude, yo no quiero perder a mi hijo y mis nietos a su padre.
Lourdes Picart