Paysandú, Lunes 21 de Octubre de 2013
Opinion | 14 Oct Que el director Nacional de Medio Ambiente, Jorge Rucks, admita que la Dinama recibe “presiones del gobierno, de empresas y de la gente”, toda vez que el organismo debe resolver en torno a proyectos que presenta el Poder Ejecutivo, es una muestra más de las enorme relevancia política que tienen las iniciativas antes que su peso ambiental, productivo y social.
Y ciertamente que en el último año la Dinama ha tenido que decidir sobre temas que semejan a un hierro caliente en las manos, por su complejidad: la habilitación de UPM, la instalación de la minera Aratirí y la regasificadora en Puntas de Sayago. Todo eso para un país que no está acostumbrado –y probablemente le lleve bastante tiempo--, a pensar con criterio científico y cabeza fría en una serie de asuntos relevantes donde no se juega el presente, sino el futuro del país y –por qué no-- de las propias inversiones que arriban a Uruguay.
Peor aún si Rucks define como “una tragedia” el ambiente creado cada vez que una respuesta implica una espera. O sea, la espera necesaria que llevan los estudios medioambientales que se realizan en cualquier parte del mundo. Es interesante destacar la reflexión del jerarca, al observar que “lo que pasa es que existe el concepto de que acá es si o no y no se entiende que se tienen que estudiar los proyectos”. Y ahí, entonces, comienzan las presiones.
Una sociedad que no ha aprendido a esperar y una comunidad política poco acostumbrada a los tiempos –menos si son preelectorales-- motivan estos resultados. Incluso hasta creer que si le dicen que no, son opositores.
Si es verdadera la grifa de “Uruguay Natural” y no un discurso para la tribuna, los referentes políticos que tanto apuran, deberán saber que una iniciativa como la regasificadora en Puntas de Sayago es Categoría C, es decir, de fuerte impacto ambiental. Otro caso es Aratirí, sobre el cual el presidente Mujica anunció que en noviembre estará abierto o cerrado. Sin embargo, la empresa no ha entregado aún las correcciones solicitadas por la Dinama, según Rucks.
Es real que la Dinama ha recibido inversiones importantes, tales como un laboratorio nuevo en el LATU y un mayor presupuesto que le permite trabajar en red con laboratorios del interior, a la vez de aumentar el control sobre las empresas.
Sin embargo, esto pesará poco si no se cambia la cabeza y la política partidaria no empieza a separarse de lo jurídico, lo social y lo científico, que es donde se encuentra ahora.
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