Opinion | 19 Oct En las últimas horas el sindicato que nuclea a los trabajadores de la construcción, Sunca, ocupó tres obras de la empresa argentina Techint, vinculadas a la interconexión energética. El reclamo de los sindicalistas se centra en que se reincorpore a los 800 trabajadores enviados al seguro de paro por esta empresa, al haber tenido que paralizar las obras de interconexión de electricidad para Brasil, adjudicadas en su momento por UTE.
El detonante de la situación es el litigio que mantienen UTE y la empresa de construcción en cuanto al sobreprecio a pagar por rectificar el trazado, debido a que los técnicos del organismo le erraron al cálculo, y la obra fue adjudicada y comenzó a ejecutarse, para encontrarse con que hubo que rediseñar buena parte de los trabajos, encareciendo tremendamente el proyecto.
El punto es que la empresa constructora estima que la obra modificada insumirá un costo adicional de más de treinta millones de dólares, en tanto UTE considera que este valor es excesivo y que no debería pagarse más de ocho millones de dólares adicionales.
En el ínterin la empresa ha detenido las obras y enviado al Seguro por Desempleo a unos ochocientos trabajadores, razón que desató el conflicto manejado por el Sunca, y que reclama la restitución al trabajo de los funcionarios.
Aún con la “mano” que le da el Sunca a la estatal UTE, presionando a la empresa privada a través de la paralización de todas sus obras en el país, no estamos ante un desenlace fácil, porque la brecha entre lo que reclama Techint y lo que estaría dispuesta a pagar UTE es demasiado grande como para que las partes se puedan poner de acuerdo en poco tiempo. Pero de lo que no puede caber ninguna duda es de que el monto millonario en dólares, cualquiera sea, por error de los técnicos del organismo, será financiado por todos los uruguayos a través de las tarifas, al tratarse de un régimen monopólico en el que el ente puede fijar precios a su antojo.
Por lo demás, la reestructura que a un costo de 30 millones de dólares fue elaborada por una consultora en el mismo organismo ha quedado sin efecto o por lo menos “postergada” por la oposición del sindicato de UTE, lo que indica que también poco menos que se ha arrojado a la basura una suma nada despreciable por este estudio, cuando se estimaba que era “indispensable” llevar a cabo la reestructura.
Y en este escenario complicado ha terciado el Sunca, que naturalmente ha agregado una cuota de presión a través de paros que van contra una de las partes, la privada, y por lo tanto interviene en un diferendo que debería dilucidarse por las vías previstas en el contencioso entre los litigantes, lo que constituye una distorsión adicional para un panorama en el que todos vamos a perder, de una forma o de otra.