Paysandú, Domingo 27 de Octubre de 2013

Un tango para el recuerdo…

Opinion | 20 Oct Informamos hace algunos días que se ha reiterado en la Junta Departamental la solicitud de que se instale un Museo del Tango en Paysandú.
Dice la noticia que: “Tras haberse destinado a ese ritmo rioplatense la celebración del Día del Patrimonio, el edil nacionalista Ramón Appratto reiteró su inquietud por la creación del Museo del Tango en la casa natal de Alfredo Gobbi, en Ituzaingó y Carlos Albo, solicitud presentada en 2001”.
Recordó que “el 7 de diciembre de 2001 se aprobó por unanimidad de 28 ediles presentes en sala la resolución Nº 727/01 que solicitaba la instalación de un Museo del Tango en la casa donde naciera y viviera Alfredo Gobbi, para que la Intendencia procediera a la compra o expropiación del bien inmueble y el Ministerio de Educación y Cultura colaborara a tales efectos y que dicha casa pase a formar parte del Patrimonio Histórico Nacional, con el pase a distintas comisiones de trabajo del cuerpo.
Estas actuaciones dieron lugar al expediente del MEC 2001-05210 del 24 de diciembre de 2001.
Luego de informes de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación --se expresó en contra-- y del Departamento de Arquitectura --tuvo posición a favor--, el ministro de Cultura el 13 de agosto de 2002 se dirige a la Junta Departamental de Paysandú dando como respuesta el informe de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación denegando que se incorpore esa casa al patrimonio histórico nacional”.
“Previo a ese informe existe otro del director del Museo Histórico Nacional donde expresa que ‘la Intendencia de Paysandú podría extender a este bien una protección de nivel departamental, lo cual cabe dentro de sus facultades autonómicas’”.
Appratto aseguró que al integrar la Comisión de Plan Urbanístico de la ciudad de Paysandú y su entorno se preocupó de “cumplir la indicación del director del Museo Histórico Nacional. Por tal motivo incluimos a la casa de Gobbi en los inmuebles de ‘Protección 4’, contando para eso con la opinión unánime de la comisión (artículos 168 y 169 del citado texto normativo aprobado por decreto Nº4.489 del 29 de diciembre de 2004). O sea que dos años antes ya se le había asignado el rango de Protección 4 como edificio de máximo valor testimonial que debe ser conservado íntegramente. La resolución adoptada Nº 890/06, fue: ‘Téngase presente’. Atento a eso presenté otra moción que se trató el 7 de diciembre de 2006, insistiendo ante la Intendencia Departamental de Paysandú para instalar el Museo del Tango en la casa de Alfredo Gobbi y además haciendo ver el error que había cometido la Comisión de Cultura, la que se aprobó también por unanimidad y se cursó oficio al intendente”. Añadió que en su momento la edila Nilda Belvisi (período legislativo anterior) presentó una moción en la que “se volvía a pedir, al igual que personalmente lo hicimos en el año 2001, la expropiación de la casa de Gobbi de Ituzaingó 637 con fines similares a los expresados en mis mociones”.
Sin dudas la iniciativa tanto de crear un museo del tango en Paysandú como la expropiación de la casa natal de Alfredo Gobbi reflejan con absoluta justicia la necesidad histórica de reconocer el trascendente aporte que muchos sanduceros brindaron al tango, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad como lo declarara la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Pero, parecería ser que en Paysandú no existe actualmente interés y mucho menos voluntad para recordar a quienes fueron precursores de la difusión de la música típica.
Nótese que a comienzos de este mes, la celebración del Día del Patrimonio tuvo como tema el tango y vaya si se recordó a nivel nacional.
Pero, mientras que en Las Piedras, por ejemplo, con ese motivo se inauguraba un Museo de Julio Sosa que acompaña el monumento en bronce hace ya algunos años levantaron los pedrenses al “Varón del Tango”, aquí en Paysandú se realizaban varios actos tangueros.
Fue así que en el principal de dichos espectáculos, a iniciativa de la Administración Nacional de Puertos, se rindió homenaje a Carlos Gardel con una excelente puesta en escena relativa a la presencia del “Zorzal Criollo” en nuestra ciudad, mientras que en los restantes se desarrollaron correctas presentaciones tangueras, pero no se estableció un acto verdaderamente significativo en recordación de numerosos sanduceros que lo largo de la historia han aportado talento y dedicación para llevar el tango a todo el mundo. No corresponde que elaboremos un listado pero no podemos dejar de recordar a nuestro Alfredo Gobbi, nacido allí en Ituzaingó y Carlos Albo, quien fue el primero, mucho antes que Gardel, que llevó el tango a París y Nueva York.
“Los Gobbi son, probablemente, los artistas que más grabaron en el mundo, en casi todas las casas impresoras de discos y para los que lo pongan en duda, basta mencionar el nombre de las marcas en las que estamparon sus voces: Homokord, Columbia, Pathe, Odeon, Gath y Chaves, Poliphon, Da Capo, Gloria, Kaliope, Phyriny, Cabezas, Edison y suma y sigue. ¿Qué me decís pibe? ¿Vos te imaginabas que habían tantas marcas? Ni de autos había tantas”, según afirmara Juan Francisco López, “Lopecito”.
Y hay más y más para nombrar como Saborido, el autor de “La Morocha” o Juan Manuel González. Violinista y compositor, integró la orquesta de Eduardo Arolas y fue autor de los tangos “Quimera”, “As de cartón”, “El alma del tango”, “Ensueño”, “Mimí se fue”, entre muchos otros.
Si hasta parece hecho “a propósito” pero, cuando Julio Sosa se incorporó a la orquesta Francini - Pontier, lo hizo para ocupar el lugar que dejaba un vocalista sanducero, Raúl Francolino.
Pero, dejemos a los especialistas que nos brinden todos sus conocimientos sobre este tema y vayamos a lo medular.
Seamos roqueros o salseros, tangueros o cumbianberos, melómanos o melófobos (si se nos permite el antónimo inventado) todos los sanduceros vamos a estar de acuerdo en que el tango fue, es y será un componente importante de nuestra cultura y que todos aquellos que tanto hicieron por nuestra música típica tengan un lugar donde se les recuerde, y honre permanentemente.
Crear un Museo del Tango en Paysandú es más que un deber una obligación para todos aquellos que aman y respetan orgullosamente nuestra identidad. Que fuese levantado en la Casa de Gobbi sería excelente pero no es imprescindible ya que mientras se sustancian todos los trámites burocráticos correspondientes para obtenerla, bien se podría destinar otro local a ese fin.
Material histórico sobra, sólo se necesitan voluntad y esfuerzo.


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