Paysandú, Lunes 28 de Octubre de 2013
Locales | 27 Oct Deseo compartir con la opinión pública la triste realidad que nos ha tocado vivir a mi familia y a mí en particular.
Paso a detallar: desde el año pasado venimos siendo víctimas de varios hurtos de lanares, como así también de suinos y de dinero. Tenemos una chacrita levantada con mucho sacrificio y un verdadero esfuerzo hicimos para poder lograr hacernos de una majadita con 54 ovejas de raza merilin en el correr del año pasado. Los amigos de lo ajeno me visitaron y luego de horas de trabajo llevado a cabo por la Bepra se dio con algunos de los responsables de los hechos en diciembre; si mal no recuerdo se procesó a uno de ellos con prisión.
Hete aquí que ahí no terminó nuestro mal: el 27 de abril del corriente año entraron a mi casa y nuevamente me robaron, una suma muy importante para nosotros en dólares y pesos; esto está todavía para aclarar. Luego me robaron tres lechones muy lindos, luego el carnero de pedigrí.
Ya estábamos cansados de tantas veces ir a realizar las denuncias. Luego, una oveja preñada a punto de dar cría, y lo último el viernes 4 de octubre, casi podría decirse a plena luz del día (alrededor de las seis de la mañana) nuevamente los amigos de lo ajeno se llevaron dos ovejas más.
Nuevamente realicé la denuncia, se aportaron datos, ya que habían sido identificados, actuó en tiempo y forma nuevamente la Bepra. Pero hasta la fecha no he tenido notificaciones de la justicia, no sé si quizás no me sirve de mucho tener testigos del hecho o si la Justicia tiene un tiempo distinto al de los hombres pero a mi entender hay veces que no llega.
Mi inquietud, frustración, indignación y dolor es lo siguiente: tanto que se habla de la violencia, esto que estamos sufriendo toda una familia, la cual cada día se enferma más. ¿No es acaso violencia la que estos “pobres” ejercen día a día en contra de lo que uno con tanto esfuerzo hace?”.
También a nuestros gobernantes sobre todo, que deberían tener un fondo para los pequeños productores rurales que tantas veces han sido víctimas de delito.
Hoy en día, de las 54 ovejas solo me quedan 22 corderitos. Dan ganas de bajar los brazos y no luchar más. Parecería que todo está perdido, desde los valores, la dignidad y por sobre todas las cosas la vergüenza. Marta Toscanini
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