Paysandú, Sábado 09 de Noviembre de 2013
Opinion | 03 Nov El cuarto represamiento en el río Negro comenzará en poco más de un año y estará a la altura del pueblo Sacachispas, en Soriano.
Se trata de una inversión privada de 170 millones de dólares, con el objetivo de generar 70 megavatios con destino a la red de UTE, de forma de alcanzar una facturación anual de 30 millones de dólares. A partir del vigésimo año de operación la represa pasará a manos de las intendencias de Soriano y Río Negro.
“El proyecto fue presentado ante directores municipales y ediles de todos los partidos políticos de ambos departamentos que formularon preguntas y presentaron dudas ante el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, y representantes de Hidroenergía de Brasil, la empresa que promueve la inversión con aval del Estado uruguayo”, según informó “El País”.
En los primeros 20 años UTE comprará la energía a 90 dólares por megavatio y en los siguientes 30 años pagará 38. En la segunda etapa del proyecto se prevé conformar un fideicomiso, mediante el cual se compromete el 50% de la recaudación para la mejora de infraestructura eléctrica de Soriano y Río Negro. De los U$S 38, 12 serán destinados a mantenimiento y los 7 restantes pasarán a disponibilidad de las comunas para el destino que los jerarcas entiendan pertinente.
Por otra parte, el Ministerio de Industria (MIEM) ha identificado más de 70 lugares donde es posible instalar este tipo de centrales hidroeléctricas, informó Ramón Méndez, director nacional de Energía del MIEM, durante un seminario para periodistas del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático.
“El Ministerio de Industria está apostando a desarrollar cinco tipos de energías renovables: la eólica, para 2016 pretende generar 1.300 megavatios; hay cinco parques en construcción y 15 más en proceso de importar los equipos”, informó el director de Energía. También se fomenta la biomasa: hoy el 80% de la cáscara de arroz del país se transforma en energía; la energía solar térmica, a través del Plan Solar de UTE, pequeñas centrales hidroeléctricas y el biocombustible. En el futuro el MIEM pretende hacer énfasis en la energía solar fotovoltaica “porque todavía es cara”, afirmó Méndez, quien cree que “en 2016 o 2017 vamos a poder usarla”.
Está claro, por la información brindada, que el proyecto es sumamente beneficioso para el país por el volumen de energía (cada vez más necesaria) que aportará y, en el mediano plazo, también específicamente para los departamentos de Soriano y Río Negro que recibirán un porcentaje importante del producido económico para obras locales.
Ante este panorama y no disponiendo de los resultados del estudio realizado por el MIEM, es seguro que existen en el departamento de Paysandú varias corrientes de agua absolutamente aptas y adecuadas para construir mini centrales hidroeléctricas, cuya puesta en servicio significaría un trascendente apoyo a la generación de energía eléctrica y, seguramente, un valioso aporte para los presupuestos de obras públicas locales.
La información que brindamos viene a darnos la razón ante lo que hemos planteado a lo largo de décadas, es decir la necesidad y conveniencia de aprovechar al máximo las posibilidades de generación que ofrecen nuestros ríos y arroyos.
Recordemos que hace más de medio siglo, el Director de Estudios Hidroeléctricos del Ministerio de Obras Públicas, Ing. Víctor Sudriers, elaboró un completo proyecto que proponía la construcción de una serie de represas menores que resultarían en la suma un aporte muy importante al sistema energético nacional. Por ser la más cercana territorialmente, recordemos que la represa que planteaba construir en el Río Queguay, en las cercanías del puente de Ruta 3, y se consideraba que sería capaz de cubrir la demanda de energía de las ciudades de Paysandú y Salto y, eventualmente Mercedes y Fray Bentos. Seguramente con la tecnología actual sería posible generar mucho más energía que la que calculó Sudriers para este embalse. Pero, esta no era la única represa propuesta ya que determinaba concretamente la construcción de otras similares en el arroyo Cuñapirú, que alimentaba a la ciudad de Rivera y sus alrededores, y que resultó destruida en las inundaciones de 1959, así como en los ríos Cebollatí, Tacuarí, Negro (una de las cuales es Palmar, hoy en funcionamiento) Cañada de la Bolsa y otra en el Queguay, en Paso de Andrés Pérez.
Recordemos además que las represas no sólo generan energía limpia –y a la larga, gratis-- sino que los embalses que crean resultan una reserva de agua de fundamental importancia para momentos de sequía y son generadores de sistemas de riego que pueden decididamente fomentar tanto la implantación de cultivos en grandes extensiones como la hortícola, y frutícola así como las posibilidades de producción acuícola y actividad turística.
Con lo que hemos perdido en las últimas situaciones de carencia de agua podríamos pagar miles de estudios como el que debe hacerse y, eventualmente muchas represas como las que propuso, y proyectó, el Ing. Sudriers. Como vemos con lo acontecido en Mercedes, si bien es un tema nacional, hay un fuerte componente local en el proyecto, por lo que parece lógico y esperable que las autoridades sanduceras se movilicen para que se formulen proyectos para una o varias corrientes de agua sanduceras. Bien podrían realizarse inversiones privadas, público-privadas o hasta municipales mediante fideicomisos para lograr un volumen muy importante de generación hidroeléctrica en territorio sanducero.
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