Locales | 06 Nov La historia de Sigfrido, un príncipe de 21 años que no ha conocido mujer, y de Odette/Odile, brilló anoche en el estadio “8 de Junio”, en la suite del ballet clásico “El lago de los cisnes”. Menos oscura, por el contrario mucho más alegre aunque igualmente romántica, “La Cenicienta” atrapó con una coreografía más acrobática.
El Ballet Clásico de Moscú sobre Hielo, con 15 bailarines en escena, atrapó a un público de casi 3.500 personas, que siguieron con atención la presentación reducida de ambos ballets, unidos por la mejor tradición rusa del romanticismo.
Más acrobático que el ballet clásico tradicional, pero con notable técnica los jóvenes bailarines deleitaron con fouettés que levantaron aplausos y vítores, lo mismo que pas de deux, pirouettes y en el caso de “La Cenicienta” un divertido pasaje con pas de cheval.
En una pista relativamente pequeña, se profundiza el virtuosismo de los bailarines, que desde lo clásico proponen a grandes rasgos las historias de dos de los ballets más conocidos en el mundo entero.
Por un lado “El lago de los cisnes”, que incluye en escena el famoso “Paso a dos del Cisne Negro”, basado en la coreografía de Marius Petipa, con música de Tchaikovsky y también de otros autores. La triste historia de los enamorados que deciden morir ahogados para librarse del hechizo del malvado mago, tiene notable fuerza en escena y los bailarines cuentan la historia (originalmente en cuatro actos) con una destreza notable, teniendo en cuenta precisamente la dificultad adicional del patinaje sobre hielo.
Tras el intervalo el ambiente cambia radicalmente, aunque sin perder el romanticismo. Respetando su origen de cuento infantil (de Charles Perrault) la coreografía, lo mismo que el vestuario y la música --que no solo es de Prokofiev sino que incluye otros autores como Paul Anka/Claude Francois con “A mi manera”, adaptación de “Comme d’habitude”)-- atrapan desde la sonrisa y por la complicidad del niño que vive en nosotros. Los tres actos que componen la obra son resumidos en esta presentación. Desde el primer acto donde aparece maltratada Cenicienta, pasando por el segundo donde se la muestra soñadora, hasta el tercero, enamorada y radiante de felicidad.
Es especialmente disfrutable la escena del baile de disfraces, donde la técnica de los bailarines brilla por todo lo alto, cuando el príncipe se enamora de Cenicienta, pero esta debe huir cuando aparece el reloj anunciando la proximidad de la medianoche.
No quedan dudas, cuando finalmente llega el saludo final de “La Cenicienta” que se trata de un excelente espectáculo que une la danza clásica con el patinaje artístico, cuya expresividad y elegancia impactan, aun cuando se trate de una pista de hielo más pequeña. La calidad técnica de los bailarines lo convierte en un show único, un viaje fantástico a los cuentos de hadas y leyendas. Y un viaje que tiene revancha, mañana jueves, con una segunda función. En resumen, un espectáculo excepcional, disfrutable por todas las edades, con el drama romántico de “El lago de los cisnes” y la contagiosa alegría de “La Cenicienta”. Talento, profesionalismo y técnica en escena. Desde Moscú con amor. Sin dudas. E.J.S.