Paysandú, Lunes 11 de Noviembre de 2013
Opinion | 04 Nov El gobierno uruguayo ha definido como de “dos velocidades” la estrategia para concretar un acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea (UE) sin afectar la relación con el resto de los países del Mercosur, apostando a un aliado de peso, que es Brasil, según da cuenta el semanario Búsqueda.
Es que aparentemente los brasileños estarían interesados en apurar la rúbrica con Europa para abrir mercados extrarregionales, teniendo en cuenta que la firma de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la UE lleva ya más de diez años de conversaciones.
Es que ya este año, en un aparte de la reunión entre los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), se hizo el intento de reflotar las negociaciones para alcanzar un acuerdo comercial entre los bloques, las que están estancadas desde hace un buen tiempo por falta de coincidencias en determinadas áreas, pero también porque las grandes economías del acuerdo regional del Cono Sur tienen sus propios intereses, que no siempre coinciden con la idea de la negociación entre bloques.
No debe olvidarse que los avatares de siempre en el Mercosur desde el punto de vista comercial, que han distorsionado abiertamente la relación entre los integrantes del acuerdo y hasta con las naciones asociadas, han dado paso más recientemente a los acuerdos de gobiernos por afinidades ideológicas, que han convertido al acuerdo regional en lo que ha sido calificado como un “club de amigos”.
Ello explica que hasta ahora en el relacionamiento externo, el bloque que debería funcionar como una plataforma para llegar a otros mercados, se haya limitado a firmar acuerdos parciales con Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Cuba, India, Israel, Egipto y Palestina.
En cambio, no se han concretado acuerdos con mercados relevantes, como la Unión Europea, que es el principal socio comercial en negociación desde 1995 y estancado desde 2004, aunque relanzado en 2010, por la posición adoptada por Argentina y Brasil.
Este año el Mercosur y la Unión Europea anunciaron que retomaban sus negociaciones en procura de alcanzar un acuerdo de asociación política y comercial, apuntando a superar los obstáculos que se generaron en el proceso de negociación interrumpido por ponencias extremistas en ambos bloques que llevaron al fracaso de los intentos que se habían generado, en principio con buenas perspectivas.
El diálogo entre la UE y Mercosur, que busca crear la mayor área de libre comercio del mundo, se inició en 1999, pero las conversaciones se congelaron en 2004 y recién se retomaron en mayo de 2010, con escasos avances hasta el momento. Aunque los acuerdos a negociar incluyen un capítulo de diálogo político y otro de cooperación, indudablemente el central es el referido al comercio bilateral entre los bloques, que es un aspecto en el que en su momento se habían centrado fundadas expectativas de países como Uruguay, que tiene mucho para ganar con una apertura significativa de ese mercado, pero cuya postura aperturista ha tropezado con objetivos muy diferentes en los socios mercosurianos, incluido el propio Brasil.
Pero el lunes 21 el canciller brasileño Luiz Alberto Figuereido se reunió en Montevideo con su par uruguayo Luis Almagro y el presidente José Mujica, coincidiendo las partes en que es “fundamental” elevar una propuesta en conjunto con todos los países del Mercosur antes de que finalice el 2013.
La expectativa, consigna Búsqueda, según la idea de Brasil --que Uruguay también impulsa--, es llegar a una cumbre bilateral en Bruselas en febrero del próximo con el acuerdo firmado.
Es que hasta ahora nuestros vecinos del norte han buscado fundamentalmente favorecer su posición como país emergente desde el punto de vista político y económico en el contexto internacional, a despecho de los intereses de los demás integrantes del acuerdo regional.
Brasil desde el Mercosur ha apuntado sistemáticamente a potenciarse como el mayor proveedor posible de bienes manufacturados, como es el caso de maquinaria e insumos varios, sustituyendo las importaciones extrarregión de los demás socios del Mercosur.
Tenemos así que mientras el Mercosur aspira a ampliar su acceso al proteccionista mercado europeo de productos agrícolas, la UE quiere una mayor apertura para sus manufacturas y mejores condiciones de negocios para sus empresas de servicios con intereses en Sudamérica, lo que históricamente no es visto precisamente con buenos ojos por Brasil.
Pero ahora Brasil tiene una visión distinta, y procura que su postura conjunta con Uruguay también sea acompañada por Paraguay, aunque en el caso de Argentina la cosa es más complicada y no hay ningún apuro en concretar este tipo de acuerdos, sobre todo teniendo en cuenta las particularidades de la anárquica economía del vecino país. Pero los intereses de Uruguay son muy diferentes, por encima de que los dos grandes socios han practicado un bilateralismo flagrante en el Mercosur, y debería promover con insistencia que se llegue a un acuerdo entre los dos bloques, para ampliar su horizonte de exportaciones con países de fuera de la región y sobre todo con la UE, a pesar de la coyuntura complicada que todavía atraviesa el viejo continente.
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