Paysandú, Martes 12 de Noviembre de 2013

Nuestra música y nuestros músicos

Opinion | 10 Nov El replanteo recientemente formulado sobre la iniciativa de crear en Paysandú un Museo del tango --que apoyáramos decididamente-- nos ha llevado a “repasar” la trayectoria musical de los sanduceros y la conclusión es, sin dudas, que no sólo debemos concretar el aludido museo sino que también sería conveniente crear otro para la música litoraleña, así para la música melódica tanto como para la criolla y la clásica.
Por otro lado, las consultas que formuláramos a técnicos y operadores turísticos llevan a la conclusión que Paysandú posee los elementos necesarios para ensayar la creación de un polo de atracción turística musical.
En definitiva, se concluye que sería sumamente atractiva la creación de lo que podríamos llamar un Museo Musical de Paysandú.
Repasemos brevemente los principales elementos con que se contaría para crear lo que sería un verdadero centro internacional de atracción turística.
Veamos los más destacados cultores de distintos géneros que deberían figurar en la muestra.
Sin ánimo de ser reiterativos es imprescindible que el sector dedicado al tango ofrezca una visión completa del sanducero que llevó el tango a Europa y Estados Unidos, Alfredo Gobbi que fue uno de los “padres” del tango canción. Tampoco puede omitirse a su hijo Alfredo Floro Gobbi “oriundo de Paysandú” cuya orquesta alcanzó también especial destaque en el floreciente tango porteño de los años ’30 y ’40.
Es imposible olvidar a Gardel, cantando a dúo con Razzano el “Saludo a Paysandú” o al Zorzal Criollo en su memorable visita a Paysandú y, especialmente grabando una canción cuya letra fuera escrita por su primo el sanducero “Juan Torora”.
Muchos otros sanduceros merecen aparecer en primera línea del recuerdo de los tangueros.
Vayamos ahora a la canción litoraleña y digamos que su máximo exponente internacional nació un 6 de agosto de 1926 en Paysandú. Aníbal Sampayo fue poeta, cantante, guitarrista, arpista y compositor. Fundó en 1960 el festival de Cosquín (en Argentina) junto a Jaime Dávalos y otros músicos. Tanto es así que para celebrar sus 80 años se reunieron artistas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en el teatro Florencio Sánchez, en el recital llamado “de Los Pueblos Libres”. En la imposibilidad de reseñar su vida artística baste recordar que se trata de “Aníbal Sampayo, el del Río de los Pájaros Pintados”, y que la Junta Departamental de Paysandú declaró al día 6 de agosto (fecha de nacimiento del poeta) en homenaje a su legado, como “Día de la canción litoraleña”.
Por otra parte, 10 de octubre de 1961 nacía formalmente en el Teatro Florencio Sánchez el que llegó a ser el conjunto uruguayo más famoso a nivel mundial: Los Iracundos.
Aquel grupo integrado totalmente por sanduceros que comenzara con rock and roll en español llegó a imponer su estilo de música popular y balada romántica prácticamente en todo el mundo con centenares de éxitos.
Asimismo, el sanducero por adopción Don Bruno Goyeneche es considerado un verdadero apóstol del arte musical en Paysandú. Si bien como maestro compositor escribió en diversos estilos, se dedicó con preferencia a la música religiosa en la que obtuvo sus mayores éxitos, entre ellos un Stabat Mater y una Misa, ambas a cuatro voces para orquesta y coros. En el Concurso Sudamericano de Música Sagrada celebrado en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1905 obtuvo el primer premio como autor de un Te Deum a 4 voces. En su producción de originales religiosos tiene también varios Motetes, entre ellos uno, el mejor, a la Inmaculada Concepción y varios Cantos y Novenas. Respecto a otros estilos de composición, las obras más conocidas de Don Bruno Goyeneche son La Barcarola, La Caridad, La Primavera, Plegaria a la Bandera de cuya letra también fue autor y su célebre Himno a la Raza, vibrante página musical que con letra del Padre Baldomero Vidal fue cantada por primera vez en el Teatro Progreso, hoy Florencio Sánchez, el 12 de Octubre de 1915.
Conscientes de que es imposible compendiar en este espacio nombres, obras y éxitos de sanduceros o vinculados con Paysandú en los distintos géneros musicales concretémonos a formular la idea de que se debería crear lo que tentativamente llamaríamos Museo Musical de Paysandú, Casa de la Música u otro título que se considere más adecuado.
En realidad lo necesario es que estemos de acuerdo en que se debe crear un espacio, un amplio espacio donde se reúnan las principales manifestaciones musicales sanduceras de todas las épocas.
Allí se deberían exponer todos los recuerdos disponibles desde el piano de Goyeneche hasta el órgano de Eduardo Franco, desde los discos de Gobbi hasta los últimos de Los Iracundos y fundamentalmente que sea una exposición interactiva, es decir que el visitante pueda escuchar, disfrutar, las obras de todos quienes sean recordados allí. Como diría Perogrullo “la música y el canto son para oír”; y para ver, agregaríamos.
Evidentemente, sabiendo que hay mucho material disponible, el primer problema que se nos plantea es saber el lugar donde se crearía ese espacio y al respecto suena como lógico la Casa de Alfredo Gobbi, o parte del complejo cultural que se desea crear con la base del Teatro Florencio Sánchez.


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