Locales | 17 Nov Carina y Rossana Peralta, restauradoras en yeso, egresadas de la Facultad de Bellas Artes, con especialización en Perú y que han participado en la recuperación de edificios emblemáticos de Montevideo, como los teatros Solís y Cervantes, así como en la restauración del mobiliario del Hotel Casino Carrasco, trabajan en el Teatro Florencio Sánchez. A su cargo tienen las tareas de restauración del plafón central de la sala.
La tarea se inició hace dos semanas, aunque en junio se realizó una inspección previa, analizándose la pintura del plafón, así como los apliques escultóricos de la sala.
De acuerdo a la planificación realizada, la restauración de las áreas con yeso demandará un mes y medio más, cubriéndose una superficie total de 250 metros cuadrados. “Quedamos fascinadas --agregó Rossana Peralta-- porque para los restauradores poder trabajar en este tipo de teatro es increíble, es como el trabajo ideal”.
“No estaba tan deteriorado”, agregó al comentar con el intendente Bertil Bentos el estado del teatro. Bentos recorrió las obras junto a los directores de Promoción y Desarrollo, Ruben Álvarez, y de Alumbrado Público, Héctor Sellanes, y al presidente de la Fundación Amigos del Teatro Florencio Sánchez, Walter Belvisi. No obstante, la restauradora destacó que “tiene partes muy delicadas”.
En cuanto a los trabajos realizados, Peralta indicó que “primero se consolidó toda la parte superior, es decir el plafón. Después empezamos a trabajar en la pintura”.
“Hubo problemas con filtraciones y algunos deterioros por humedad. También el deterioro está determinado por los años”, agregó Carina Peralta. Las restauradoras trabajan sobre un andamio que prácticamente cruza toda la sala, con arneses de seguridad y guantes, durante nueve horas. “A veces tenemos que hacer unas pausas, con esperas de dos días de secado, viendo cómo responden las partes nuevas con las originales. Acá hay un microclima que se mantiene. Incluso en lo que es la respiración del teatro, donde está la araña, hay una circulación de aire desde el exterior interesante”.
“No hemos tenido riesgos con la humedad”, relató. La tarea comenzó con una limpieza superficial, determinándose los niveles de suciedad y el envejecimiento de los colores. “Eso se hace en forma mecánica, a mano --explicó Carina-- a medida que se va avanzando por sector. Después de ese procedimiento empezamos a trabajar donde teníamos mayor labor, que era la parte de grietas. El plafón central estaba agrietado desde la parte superior, con desplazamiento de los estratos, de lo que es el estuco, lo que sostiene la capa pictórica”.
La restauración ha permitido descubrir huellas del pasado. “Encontramos inscripciones en los parantes que sostienen el plafón, acerca de los pintores que lo realizaron”, relató Carina. Rossana agregó que “lo más interesante es que los medallones están hechos a lápiz. Muy pocas veces se encuentran ese tipo de diseños, ya que por lo general se encontraban con aguadas de color, pero no el dibujo hecho a lápiz”.
“Tratamos de intervenir lo menos posible, para que el trabajo se vea muy poco intervenido. Trabajamos con espátula y cutter, elementos muy delicados para deteriorar lo menos posible”, puntualizaron las hermanas Peralta. “En realidad apuntamos a eso”, añadieron. “Buscamos que nuestra intervención sea únicamente de conservación. Las intervenciones son en los lugares que están con deterioro o con riesgo de que ese deterioro se siga profundizando, o que ya haya un desprendimiento total de la pintura”.
“A veces trabajamos hasta con pinzas de cejas, con pinceles muy delgados, de cerdas muy suaves. Tenemos unos papeles tissue, que son muy absorbentes; también intentamos no trabajar con elementos que tengan agua; se trabaja con solventes que sean de fácil evaporación, para que el producto intervenga lo menos posible en la capa. Como utilizamos un mortero absorbente --que es el yeso--, todo lo que ponemos sobre eso lo va a absorber la pintura. Ahí es donde tenemos que trabajar muy a conciencia y hacer lo mínimo indispensable para poder conservar el original”, señalaron.
“Es un teatro precioso, con una técnica muy depurada. Estamos muy contentas de que nos hayan elegido para esta restauración”, comentó Carina.