Paysandú, Lunes 18 de Noviembre de 2013
Opinion | 17 Nov Estudios efectuados recientemente que incluyen un paquete energético regional, indican que el Uruguay tiene los precios más caros del subcontinente, lo que a esta altura no debería ser ninguna sorpresa para el ciudadano, desde que este poco edificante primer puesto responde a un proceso de varios años, y que naturalmente tiene sus consecuencias.
Así, un estudio realizado por la consultora local SEG Ingeniería concluyó que Uruguay tiene los precios más caros en la región en cinco de siete productos energéticos relevados, según da cuenta El País.
Debe tenerse presente que el comparativo incluyó la energía eléctrica industrial y la residencial, el fuel oil, la nafta, el gasoil, el gas natural residencial y el supergás y solo en los dos últimos casos los precios de Uruguay son menores a algunos de la región.
En el caso de la energía para las industrias en Uruguay se paga U$S 141 por cada megavatio hora (MWh), mientras que en Brasil se abona U$S 121 por MWh, en Chile U$S 110 y en Argentina U$S 41. La diferencia de precio con el segundo más alto de la región (Brasil) es de 16,5%.
A su vez, en la energía residencial el precio en Uruguay es de U$S 302 por megavatio, seguido por U$S 201 en Chile, U$S 193 en Brasil y U$S 53 por MWh en Argentina. La variación de valor con Chile es de 50% y si se compara con Brasil es de 56,5%.
Pasando a la nafta, el precio por litro en Uruguay es de 1,88 dólares, seguido por Chile con 1,40 por litro, Argentina con 1,32 y Brasil con 1,30 dólares. En la comparación con el segundo precio más alto la diferencia es de 34% y asciende a 44,5% al contrastar con el más barato (Brasil).
Pero la diferencia más grande en el caso de los combustibles se observó en el gasoil: en el mercado local se paga U$S1,79 el litro con una diferencia de 49% en relación con el segundo precio más caro (Argentina, 1,20) y de 67% con los más bajos (Chile y Brasil, 1,07 dólares por litro).
El quinto componente energético que se paga más caro en Uruguay es el fuel oil, con un precio de U$S 0,92 por litro, frente a 0,77 en Chile, 0,61 en Argentina y 0,60 en Brasil.
En cambio, los precios de Uruguay son competitivos en el gas natural residencial, por el que se paga U$S 1,66 por metro cúbico, más barato que en Brasil (U$S 1,85), en tanto en lo que refiere al supergás, en Uruguay se paga U$S 1,48 por kilo, frente a 1,85 en Chile y 1,49 dólares en Brasil.
La mención de esta canasta de energéticos por encima de toda la región da la pauta de que estamos ante un elemento distorsionante en la ecuación económica, tanto en las empresas como en el plano doméstico, porque además debe tenerse presente que el encarecimiento en el caso de los combustibles obedece a la aplicación de impuestos por el Estado, con fines recaudatorios, naturalmente, y para mantener subsidios encubiertos para sostener ALUR y otras empresas ineficientes.
Ello indica, por si alguien tenía ninguna duda, que la voracidad fiscal es el factor distorsionante por excelencia en el costo de la energía, lo que además se agrega a las ineficiencias de las empresas del Estado que prestan los servicios debido a que actúan en régimen de monopolio, tienen un alto costo de funcionamiento, más trabajadores y burocracia de lo que indica el sentido común, por lejos, y además pueden darse el lujo de ser ineficientes porque no tienen competencia y pueden fijar tarifas a su antojo.
Este costo adicional no es gratis, porque los energéticos son un componente fundamental a la hora de determinación de la ecuación económica de las empresas, que deben trasladar al precio final los valores elevados de la energía que consumen y otros servicios, además del componente de la plantilla laboral, impuestos y cargas sociales.
Este desfasaje se percibe en la economía de la empresas, tanto en las que producen para el mercado interno como los exportadores, porque si bien en este último caso deben salir a competir con producciones de países que tienen menores costos, por otro lado también existe la competencia de productos importados que compiten con los nacionales, con valores muchas veces menores a los locales.
No puede extrañar que los visitantes digan que el Uruguay es un país caro, tal como perciben también los uruguayos que viajan al exterior y comparan precios en dólares con países tradicionalmente caros.
Y si bien seguimos con un tipo de cambio deprimido, sin dudas que este no es el único factor ni el más importante a la hora de la comparación de costos, porque como bien surge de este estudio, hay un paquete energético que tiene gran incidencia y con efecto multiplicador en otros insumos que se van acumulando, lo que indica que más allá del saludable proceso de reconversión energética a impulsores renovables de origen nacional, debe trabajarse fundamentalmente en abatir el costo de toda la matriz, y este es todavía un tema pendiente desde hace muchos años.
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