Paysandú, Miércoles 20 de Noviembre de 2013
Rurales | 18 Nov Nada mejor que, ante las quejas, comprobarlo uno mismo. Eso hizo EL TELEGRAFO para documentar lo que sucede en nuestra caminería interna, ante los comentarios de productores que todos los días conviven con uno de los claros problemas del interior agropecuario: los caminos.
Días atrás, el productor de la zona de Merinos Giancarlo Menegazzi comentaba las peripecias que todos los que se movilizan entre Merinos y Guichón deben vivir a diario para trasladarse.
Pocas horas después, el propio productor nos explicaba que las máquinas de la Intendencia ya estaban trabajando en la zona, aunque no se aventuró a precisar sobre soluciones concretas, “porque el problema no se arregla con una simple rellenada de tosca sobre los pozos, que a la primera lluvia volverán a aparecer”.
Pero cuesta, y mucho, comprender cómo un camino que une dos pujantes localidades de nuestro interior, como Esperanza y Pueblo Porvenir, luce tan desmejorado y con tantos pozos.
La planta de suero en polvo de PILI, decenas de productores dedicados a la lechería, además de otros dedicados a rubros ganaderos, agrícolas y de la granja, necesitan a diario sacar su producción por ese camino bituminizado, pero que actualmente se presenta más deteriorado que varios caminos vecinales de tosca.
Varios fueron los productores que comentaron lo difícil que es trasladarse, pero mencionaron especialmente las dificultades para “sacar lo que producimos. Imagínese que yo tengo producción de granja, con huevos, hortalizas y algunas frutas, que para sacarlas debo conducir a 20 kilómetros por hora, porque no me queda nada”, indicaron. Lo mismo sucede para quienes deben transportar la leche. “Son kilómetros en donde no se pueden superar los 30 kilómetros por hora, porque tenemos muchísimos pozos y el presupuesto en el taller después es muy alto. Además, nos atrasa mucho en el recorrido por los diferentes tambos”, indicaron.
En un alto del recorrido para captar tomas gráficas, se acercó un tambero de la zona y nos dijo: “esto no es nada, circule unos metros más hacia Porvenir y si viene un vehículo de frente tendrá que parar obligado porque se puede circular por un lado solo”. Agregó que hasta hace un tiempo “venían de la Intendencia y echaban algo de tosca. Ahora hace meses que no se ven máquinas, pero está a la vista que se necesitan arreglos buenos, pero fundamentalmente un trabajo serio”.
La alcadesa Sylvia Scaboni está al tanto, ya que el sábado concurrió a la feria de Esperanza, y seguramente debió trasladarse desde Porvenir hasta el evento.
Seguramente si fue en vehículo propio, debe haber pensado en los amortiguadores de su auto al realizar el trayecto. Vaya paradoja: dos localidades denominadas Porvenir y Esperanza, separadas por el atraso en épocas modernas.
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