Paysandú, Miércoles 20 de Noviembre de 2013

Víctima de bullying en escuela pública debió ser trasladada a otro centro escolar

Policiales | 18 Nov Una niña de 8 años pudo liberarse del hostigamiento al que era sometida por un compañero de clase solamente siendo cambiada de escuela, luego de varias peripecias sufridas por la familia, estando el caso ahora en manos de la Justicia.
La madre de la pequeña relató el caso a EL TELEGRAFO, manifestando que si bien su hija ya no es víctima de bullying, el menor acosador permanece en la escuela a la que concurría la niña, desconociendo si las autoridades de Primaria han adoptado una decisión al respecto.
Con lágrimas en los ojos, la señora comentó que la niña “empezó a aparecer golpeada y a preguntarme el significado de ciertas palabras obscenas. Hasta que con miedo me contó que un compañero de clase la amenazaba que si contaba que él le pegaba, así como a las otras nenas, las iba a agarrar a la salida”.
Ante esto, la señora se lo comentó a la madre del niño, “pero en vez de recibir una respuesta positiva, lo único que recibí fue insultos y amenazas”.
Agregó que luego se dirigió a la maestra y a la secretaria de la escuela, pues el director en ese momento estaba ausente, junto con otras madres cuyos hijos también habían sido agredidos por el mismo niño, pero “la única respuesta que obtuvimos fue que si volvía a suceder iban a tomar alguna resolución”.
Al repetirse los hechos, la señora volvió a dirigirse a la maestra, quien le contestó que “no podía con ese niño y que le parecía demasiado exagerado que yo fuera a hablar con la secretaria y que ella se iba a hacer cargo”.
Pasaron dos días y la madre de la pequeña concurrió con su esposo a la Dirección de la escuela, a fin de hablar con el director, antes del ingreso de los escolares. “En eso apareció la madre del niño que golpeó a mi hija y me empezó a insultar y empujar, por lo que yo la ignoré en mi intención de que no pasara a mayores. En ese momento esta señora me dio un puñetazo, destrozándome los lentes”.
“Mi marido, al ver que estábamos en el suelo intentó separarnos. Se acercó el marido de ella corriendo y no sé todavía si fue con un hierro o con un inflador de bicicleta que le partió la cabeza de un golpe a mi marido”, añadió.
“Fue una situación horrible, no solo por la agresión recibida sino por el ataque de nervios que les dio a nuestros niños al ver tanta sangre que le brotaba de la cabeza a mi marido; incluso una maestra se descompuso”.
“Cuando lo llevaron a la dirección y nos separaron, el niño golpeador seguía dándome puntapiés en la piernas y golpeándome, dejándome toda machucada. El director me aseguraba que los niños no son violentos, pero me parece que eso es violencia pura”, resaltó.
“Llegó UCEM y nos curó. A mi marido le pusieron cinco puntos en la cabeza por el corte y le curaron la espalda porque también recibió golpes con el mismo objeto. Fue algo que duró segundos pero fue horrible, nosotros habíamos ido con intenciones de hablar para buscar una solución, no fuimos buscando violencia pero se ve que ellos están acostumbrados a eso, tanto que el mismo niño que maltrataba a mi nena le dijo a la maestra que la madre en la casa lo maltrataba y lo golpeaba, por lo que en la escuela refleja lo que pasa en la casa”.
“En el lugar se hicieron presentes Policía Comunitaria y de la Seccional Segunda, por lo que yo hice la denuncia correspondiente, adjuntando los certificados médicos, aunque la otra madre después de ahí fue hasta la Seccional Segunda a denunciarnos a nosotros como que ella fue la agredida”.
“Luego de ahí fuimos al juzgado y nos revisó el forense, al que yo le mostré todos los hematomas que tenía y la herida de mi marido en la cabeza. Mi nene, que concurre a la misma escuela, también tuvo que ser atendido con un ataque de nervios al ver a su padre empapado en sangre; todo fue caótico”, relató.
A todo esto, “el director nos dijo que iba a tratar de buscar alguna solución y que no los llevara a la escuela en toda la semana. Después me llamó por teléfono para saber cómo estábamos y que iba a pedir a la inspectora para buscar una solución”.
Agregó que “nos pusieron como medida cautelar que ninguno de los cuatro padres podía acercarse a menos de 100 metros de la escuela en tanto no se solucionara el conflicto por el episodio de violencia que causamos y con respecto a lo que pasó ellos se lavaron completamente las manos”.
La señora lamentó esta medida, que consideró sin sentido, agregando que “siempre que llevo a mis niños a la escuela, me aseguro que llegue la maestra y que hagan correctamente la fila, después sí, luego que el director daba la orden de entrar a clases, ahí yo recién me retiraba. Yo jamás freno la moto y dejo que se vayan solos”.
“Desde la dirección de la escuela nos citaron a nosotros y a los testigos, pero en ese momento todas las otras madres se lavaron las manos y resolvieron que el niño no es violento, siendo que ya ha golpeado a varios niños y niñas y siempre están llamando a la madre por este tema, que éramos nosotros los que causamos el desorden y que llevábamos nuestros problemas familiares a la escuela. Por eso la medida fue contra los padres, por lo que deberíamos llevar a los niños regularmente pero con el reglamento de no acercarnos a más de 100 metros de la escuela, quedando la situación en la nada, como que no hubiese ningún problema adentro de la escuela con este niño”, explicó.
“A todo esto, cuando yo le dije a la inspectora que mi hija estaba siendo victima de bullying ella me preguntó irónicamente qué sabía yo lo que era eso, tratándome de ignorante. Yo le pedí que me explicara ella con sus palabras lo que era, a lo que me respondió que era cuando muchos niños atacaban a uno solo, pero por lo que yo entiendo el bullying es cuando hay algún tipo de violencia hacia un niño o grupo de niños en especial, no siendo necesariamente física sino también verbalmente”, destacó la madre de la pequeña.
“A mí me da terror pensar qué hubiese pasado si yo iba sola, salía muerta de la escuela, porque hubiera sido yo a quien le hubiesen roto la cabeza. Gracias a Dios los pude sacar de esa escuela y están yendo a otra, con todo el apoyo psicológico que necesitan”, puntualizó.


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