Paysandú, Viernes 22 de Noviembre de 2013
Locales | 17 Nov “No queremos ni pensar en lo que pasará en el verano”, dijo un vecino de plaza Artigas, refiriéndose a lo que ocurre los fines de semana por la noche, pues como sucedía el año pasado, se concentran de nuevo decenas y decenas de vehículos en torno a la plaza, haciendo caso omiso a los carteles de “Prohibido estacionar”.
Una recorrida por la zona permitió apreciar nuevamente la desazón de los vecinos que, aprecian, no hay una real solución al problema que vienen planteando desde hace ya años.
Durante la presente Administración, la Intendencia de Paysandú había instrumentado un plan por el cual se pretendía que quienes ocupaban (y ocupan) la vía pública en plaza Artigas y en el cantero frente al complejo deportivo Irene Sosa abandonaran esos lugares y se trasladaran un “espacio joven” desde la Dirección de Vialidad hasta el Club Remeros.
No obstante, la idea no se concretó. Sin embargo, sí se logró modificar la conducta de quienes cada fin de semana (entre viernes y domingo) pasaban buena parte de las noches en el cantero frente al Irene Sosa.
Por un lado, la prohibición de no estacionar sobre el cantero debido a que por debajo pasa el nuevo colector industrial y por otro, la realización de obras menores en la calle paralela, que impiden circulación y estacionamiento, obraron a favor. Especialmente los automovilistas tuvieron en cuenta los riegos para sus vehículos si estacionados sobre el cantero cedía la capa de tierra superior, sobre el colector industrial.
REALIDAD DIFERENTE
En plaza Artigas, en cambio, si bien en un principio se tomaron medidas no surtieron los efectos deseados, al menos no durante el tiempo requerido. La Dirección de Tránsito tuvo una temporada de duros controles, apoyada por la Policía, con la que logró minimizar el problema. Asimismo, la colocación de carteles de “Prohibido Estacionar” en la madrugada también permitió que durante un tiempo se redujera sustancialmente la cantidad de personas que también en los fines de semana tomaban el lugar para “pasear”. Esto implicaba siempre ruidos molestos y otros problemas diversos.
No obstante, si bien algunos controles de la Dirección de Tránsito se siguen haciendo --con mucho menor frecuencia-- tratando de controlar especialmente a los motociclistas que utilizan vehículos con escape libre, que conducen sin documentación y sin casco, no se toman medidas con quienes están estacionados en zonas prohibidas.
Esto es lo que resaltan los vecinos, especialmente en el área de Entre Ríos y de Florida, aunque también hay quejas de quienes viven por Gutiérrez Ruiz, que han quedado “atrapados” en una zona donde toda la noche hay ruidos molestos, improvisadas carreras en motos de escape libre y otros excesos. No respetan “los derechos de quienes vivimos aquí, que estamos atrapados en nuestras propias casas”, afirman.
“Lo que ocurre, y es lo que nos llama poderosamente la atención, es que se arma un operativo, se colocan los conos de advertencia y los inspectores comienzan a hacer su trabajo, deteniendo motociclistas; pero frente a ellos, o a pocos metros, hay decenas de vehículos mal estacionados y no reciben multa alguna. Nos parece un enorme contrasentido”, expresó otro vecino.
Se refería a que en la acera oeste, donde hay prohibición de estacionamiento en horas de la madrugada, entre viernes y domingo, nuevamente se ocupa en toda la extensión, con vehículos de todo tipo y en general con equipos de sonido a toda potencia, consumo de alcohol y una algarabía que contrasta vivamente con una zona residencial.
“Es raro, pero los inspectores de la Intendencia no reparan en la cantidad de multas que podrían colocar si solamente recorrieran la cuadra cuando están todos esos vehículos en infracción. Es como si no les importara; no se entiende. Porque los motociclistas a veces se les escapan, incluso con peligrosas maniobras; pero ahí están frente a ellos transgrediendo la prohibición de estacionar y ellos no hacen nada”, destacó el mismo vecino. “Nosotros, en tanto, seguimos atrapados en nuestra propia casa. Es una vergüenza”, agregó.
“Ocurre entonces que ellos pensaron una solución, que entendimos viable, pero resulta que aunque está prohibido estacionar los propios inspectores no hacen cumplir la ordenanza. Es más, están enfrente y nada hacen. Creemos que si actuaran directamente sobre la plaza, podríamos recuperar algo de la tranquilidad perdida”, agregó otro a su lado.
NO BAJARON LOS BRAZOS
Por otra parte, la Dirección de Tránsito tiene hoy más funcionarios en el área de Inspectores, y Movilidad Urbana acaba de ser trasladada a una sede con espacio suficiente para un trabajo más eficiente, con una sala de reuniones donde tanto el encargado de la unidad, Jorge Bartaburu, como el director de Tránsito, Haroldo Canoniero y el equipo asesor encabezado por Lucas Facello pueden desarrollar tanto instancia de capacitación como de estrategia para mejorar el tránsito en la ciudad.
Al ser consultado, Canoniero destacó por un lado la importancia de la nueva locación de Movilidad Urbana “porque adonde estaba ubicada realmente no había lugar para nada”. Respeto a los controles nocturnos en la zona de la plaza, negó que se hayan “bajado los brazos o estemos en una etapa en que no fiscalicemos con la misma intensidad que siempre. De hecho la población verá en estas semanas que estaremos trabajando en otras áreas de la ciudad, cubriendo otros problemas, no solamente aquellos vinculados con plaza Artigas, a los que por supuesto no les restamos valor ni importancia, porque la tienen y mucha”.
LA MISMA PESADILLA
En tanto, los vecinos de plaza Artigas vuelven a vivir “una pesadilla que ya conocemos”. Los equipos de sonido utilizados en la calle “retumban en nuestro dormitorio” y las risas “parecen de personas al lado de nuestra cama”.
Una realidad que se repite desde hace años, “sin que realmente se pueda hacer algo, o al menos eso parece porque lo hemos intentado todo”.
Aun a un mes del verano, entre quienes viven en el entorno de plaza Artigas crece la inquietud, debido a los excesos de quienes eligen la zona para pasar buena parte de las noches de fin de semana, pese a que la parte norte es residencial y en la sur conviven emprendimientos gastronómicos con viviendas particulares.
Y más allá que se habían tomado algunas medidas, como establecer la prohibición de estacionar, si no se hacen cumplir, de poco sirven.
Los vecinos, en tanto, soportan el acoso de quienes van lejos de sus propias casas para hacer fiestas en plena calle. Algo está mal, bien mal en plaza Artigas.
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