Paysandú, Viernes 22 de Noviembre de 2013

Entre la filosofía barata y la realidad

Opinion | 19 Nov En una de sus habituales reflexiones filosóficas sobre cómo debería ser la vida, y sobre todo la actitud que debería tener cada uno ante los desafíos que nos plantea, el presidente José Mujica cuestionó a aquellos que tienen trabajos extra con el fin de “acumular dinero”. El mandatario reafirmó, como ha expresado en más de una oportunidad que si bien no busca realizar una “apología de la pobreza”, para él “pobre es el que necesita mucho para vivir”.
Es decir, en su poco original refrán transformado en filosofía popular (“No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”) ha replanteado la utopía del ideal, que a la vez es manejado por muchos uruguayos, y no solo contemporáneos, de que “el hombre feliz no llevaba camisa” y que muchas de las aspiraciones y necesidades que se plantea en la individualidad o como integrante de una familia, son en realidad prescindibles y no pagan la pena de esforzarse para conseguirlas.
Lo que tiene una cuota parte de razón, por cierto, porque sin dudas la vida moderna ofrece bienes y servicios a los que se crea artificialmente una necesidad de acceder, por familias de todos los estratos sociales, y se potencia por lo tanto el requerimiento de mejorar los ingresos para tener al alcance esta oferta tan diversificada como cambiante en poco tiempo.
Las reflexiones de Mujica pretenden “ubicar” a quienes se autocrean estas necesidades, tal vez, si tenemos en cuenta que expresó que “vaya que les costó a los trabajadores lograr la jornada de ocho horas en el mundo. Se decía primitivamente 8 horas para trabajar, 8 horas para descansar, 8 horas para vivir. Varios gremios que lograron acortar el horario de trabajo consiguen dos trabajos y si es posible tres”.
“Yo veo demasiada gente desesperada, y sobre todo gente madura, por la multiplicación y la acumulación de la plata, como si fueran a acumular vida, o se la vayan a llevar en el cajón”, expresó el presidente, y luego agregó: “Puedo hasta concebirlo que un hombre joven, una familia joven, esté preocupada por su porvenir, pero en esta etapa de la vida en que uno empieza a tener la visión de que está para salir, qué sentido tiene la desesperación por acumular plata”, se preguntó.
Mujica sostuvo que los partidos políticos son “una herramienta” para mejorar “la suerte” de las sociedades. “El FA debe preocuparse por la suerte de la gente y construir porvenir. Y después si le va bien, macanudo, y si no le va bien, mala suerte. El quid de la cuestión es la suerte de la gente y los partidos son la herramienta para mejorar la suerte de la gente”.
Pueden rechazarse o compartirse total o parcialmente los conceptos del presidente metido a filósofo, pero de lo que no puede haber dudas es que ha sido elegido por los uruguayos para ejercer la Presidencia, para dirigir al país, trabajar por el bienestar de los uruguayos, de las presentes y futuras generaciones, y no para hacer las veces del Confucio criollo que les da lecciones de vida, porque en todo caso además corre el riesgo, como ha efectivamente ocurrido, de caer en contradicciones y predicar cosas a contramano de las medidas que ha adoptado y de la realidad que se vive a diario y que parece ignorar.
Porque que se haya luchado por las ocho horas para dedicar el resto del día a la familia y al ocio es un ideal que seguramente la enorme mayoría querríamos poder seguir al pie de la letra, pero el mandatario se olvida que promedialmente los salarios que se pagan en el Uruguay --cuando no se trabaja en negro por debajo de ese valor-- son de entre los diez mil y los catorce mil pesos, y que a quien tiene que pagar alquiler se le van las tres cuartas partes de la mensualidad en satisfacer esa necesidad, por una casa que nunca le va a pertenecer. Que si a ello le agregamos el costo de la alimentación y las tarifas que cobran UTE, OSE, Antel, entre otros insumos, nos rencontraremos que efectivamente un hogar promedio necesita de dos o tres ingresos para poder hacer frente a los costos de una vida más o menos decorosa.
Y eso, sin tener en cuenta las necesidades agregadas a que se refiere Mujica, porque además de esos dos o tres sueldos salen el IRPF, el IVA y otros impuestos con los que el Estado sustenta el paquidermo de la burocracia que lo conforma.
También que buena parte de estos impuestos que pagan los que tienen dos o tres empleos por necesidad el gobierno los dedica a financiar los planes sociales para pagarle ingresos a muchos que reciben asistencia del Mides y que cumplen al pie de la letra con dedicar gran parte del día –si no todo-- al ocio, sin trabajar, y a lo sumo con la contrapartida, no siempre cumplida, de enviar los hijos a estudiar.
Mientras tanto, los mayores con plata a los que se refiere el mandatario, prefieren seguir juntando dinero para dar seguridad económica a su familia cuando ellos no estén, por una parte, y por otra, para tener la tranquilidad de poder pagarse una buena asistencia en salud fuera del país en caso de necesitarlo, porque no confían en la que se imparte en Uruguay. También para sobrevivir a las próximas crisis económicas o hasta para irse del país si las cosas dejan de funcionar como esperan, porque además, cada vez está peor visto “tener plata” en Uruguay, por lo que muchos ya piensan que traer riqueza o tenerla acá no es una buena idea.
Lo que quiere decir que ni tanto ni tan poco, porque está muy bien la filosofía cuando la situamos en una nube paradisíaca en la que todos quisiéramos estar, pero para vivir más o menos bien muchos tienen que “sudar” más de 8 horas, y otros que podrían tener un buen pasar, con los mensajes que reciben desde el propio gobierno prefieren “meter la plata debajo del colchón” que gastarla en lujos innecesarios propios del consumismo --aunque sería la mejor manera de repartir la riqueza, antes que regalar dinero porque sí--.


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