Opinion | 21 Nov El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) tendrá a su cargo la conducción de un Centro Regional de Gestión de Aguas Subterráneas para América Latina y el Caribe, creado a instancias de nuestro país y avalado por el Consejo Interamericano del Programa Hidrológico Internacional (PHI) de la Unesco.
Este Centro tendrá su sede en nuestro país y aportará instalaciones y posibilidades de investigación avanzada sobre sistemas acuíferos y gestión de recursos hídricos subterráneos a científicos de países de América Latina y el Caribe.
Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay fueron pioneros en la protección conjunta del Sistema Acuífero Guaraní --la reserva de agua dulce más importante de América del Sur y una de las más importantes del planeta-- que ocupa el 25% de nuestro territorio continental. Se trata de un cuerpo continuo de agua subterránea con características que varían por región y un espesor promedio de 250 metros con una variación de entre 50 a 600 metros y una profundidad que llega a más de 1.000 metros en algunos lugares, como es el caso de la zona basáltica de nuestro país. Su área total está estimada en 1.087.879 kilómetros cuadrados, con un volumen de agua dulce en almacenamiento de aproximadamente 30.000 kilómetros cúbicos. Hoy en día, hay alrededor de 2.000 pozos profundos de producción en operación de los cuales se extraen unos 2.847.013 metros cúbicos cada día. El 80% del total se utiliza para el abastecimiento de agua para consumo humano, el 15% para procesos industriales y el 5% en termalismo.
La creación de mencionado centro regional es una buena noticia en la medida que implica reforzar la atención sobre una de las principales reservas de agua dulce del mundo, que no está libre de amenazas.
En general, la calidad del agua del Acuífero Guaraní es buena y tiene bajos niveles de mineralización. No obstante, existe riesgo de contaminación en la zona de recarga, así como de sobre explotación del recurso, por ejemplo, a través de la actividad del termalismo. La existencia de fallas en la construcción de pozos, en especial si son de poca profundidad también pueden representar un riesgo. Asimismo, se entiende que otra vía potencial de contaminación sería la técnica de fractura hidráulica o fracking que podría utilizarse para la extracción de hidrocarburos no convencionales en nuestro país.
En definitiva, el uso racional del acuífero y su preservación ambiental se imponen como cuestiones realmente importantes para el futuro de esta reserva de agua puesto que si en algún momento llegara a resultar afectada, las consecuencias serían graves y de alguna forma nos afectarían a todos.