Paysandú, Miércoles 04 de Diciembre de 2013
Opinion | 02 Dic “¿Lo que han visto puede ser calificado con la palabra deterioro?”, preguntó con un dejo desafiante el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, luego que las autoridades de la educación divulgaran la semana anterior los datos del anuario estadístico de educación 2012 del MEC.
El público, algo sorprendido, se mantuvo en silencio y él mismo se contestó: “son todos resultados positivos. Se ve evolución en todos los aspectos”.
Daría para reírse si no estuviéramos ante un tema tan serio, que involucra el presente pero sobre todo el futuro del país: ¡Estamos mejorando en la enseñanza! ¡Toda otra cosa que se diga es mentira de grupos interesados en falsear la verdad o desconocen la realidad, en el mejor de los casos!
Pero alguna explicación valedera hay para este “razonamiento”.
A dos semanas de hechas públicas las elevadas cifras de repetición en Ciclo Básico discriminadas por liceos y a días de darse a conocer los resultados de las pruebas PISA de OCDE --que se esperan como negativas--, todo hace presumir que las autoridades de la educación apuntan a cubrirse de nuevas críticas y cuestionamientos y presentaron cifras que entienden indican que el panorama no es tan negativo como se pinta.
El ministro insistió en que las cifras de 2012 en materia de educación tanto a nivel público como privado muestran leves descensos en las repeticiones de Primaria y Secundaria y llevaron al secretario de Estado a expresar que todos los indicadores son positivos, lo que no solo cuesta creer, sino que estamos ante cifras que solo reflejan asistencias y egresos, sin medir la calidad y exigencias en el sistema educativo.
Por lo demás, es notorio que la consigna de las autoridades desde hace unos años, ante la magnitud de la deserción y el déficit en la escolaridad, es bajar la vara para el pasaje de grado o el egreso, y por lo tanto no estamos ante una mejor calidad, sino ante un persistente deterioro en el conocimiento y capacitación de los estudiantes, a los que se pasa de grado como si todo el problema se solucionara por un visto bueno para el siguiente año.
Pero se está promoviendo a niños y jóvenes que cada vez encontrarán más dificultades y estarán un día ante la realidad de que no tienen base adecuada para una formación profesional, en el área que sea, y asumirán que si no se ponen al día, de alguna forma, la barrera será imposible de superar, como ocurre precisamente cuando los estudiantes llegan al nivel terciario sin estar preparados, para desesperación e impotencia de los docentes y autoridades universitarias.
Mientras tanto, en el fin de semana se estaban desarrollando los plenarios departamentales docentes. En el caso de la Educación Media Básica, muchos plenarios exigieron “definir el perfil de egreso de Primaria” y realizar una “definición” de “pase social”. En varios departamentos se señaló que “la escuela no cumple con los fines para lo que fue creada y que egresan estudiantes sin haber adquirido las herramientas necesarias”.
Por otra parte, se denunció que la inasistencia de los alumnos liceales a clase se realiza con la “autorización de la familia” y se sostuvo que “la falta de exigencia en el hogar crea estudiantes despreocupados, sin interés por su superación”.
El Anuario Estadístico de Educación 2012, que fue presentado el pasado jueves, señala que el 28,6% de los estudiantes del Ciclo Básico (lo que equivale a unos 37.000 jóvenes) repitieron el año pasado. Pese a lo grueso del número, la cifra significa un descenso a nivel porcentual de un 1% comparado con 2011.
Muchos plenarios departamentales también dieron cuenta de que en Educación Media Superior las inasistencias se incrementan luego de los períodos de vacaciones, la entrega de calificaciones o tras las reuniones de profesores.
El Anuario, en tanto, señaló que en primer año de Bachillerato la repetición en 2012 alcanzó el 19,6%.
En este contexto, los plenarios propusieron, entre otras cosas, trabajar para lograr un mayor acompañamiento de las familias de los estudiantes, aumentar el personal y los cargos, y que la ficha de los alumnos de Primaria los acompañe a Secundaria.
También plantearon la posibilidad de “implementar ‘sanciones’ por las inasistencias”, tanto para los estudiantes como para los docentes, entre otras propuestas.
Lo que está bien en cuanto a proponer alternativas, solo que de poco y nada servirán propuestas que al fin de cuenta no pasarán de “parches” bien intencionados mientras siga faltando un cambio radical en la enseñanza, que es lo que se necesita a fondo. Y mucho menos aún en tanto las autoridades continúen metiendo la cabeza en un pozo, ignorando la realidad y manipulando cifras como si las cosas fueran mejorando, cuando el persistente deterioro es una realidad inocultable, pese a las evaluaciones autocomplacientes.
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