Paysandú, Domingo 08 de Diciembre de 2013
Opinion | 01 Dic Que el presidente José Mujica reconozca que en cinco años la denominada Ley de Medios será “un esperpento” no es poca cosa. Sobre todo para quienes a pesar de las grandes diferencias internas, llevan la iniciativa con estoica porfía y pretenden demostrar una apertura que probablemente antes de cinco años caiga por su propio peso. El mandatario argumentó que “la verdadera ley de medios va a ser el cable enterrado –en referencia a la fibra óptica-- y la gente va a mirar lo que se le antoje de cualquier parte del mundo porque se masifica”.
Así de claro, el presidente. Sin embargo, las discusiones bizantinas continúan en el Parlamento, dándole prioridad a una ley que en pocos años será obsoleta en vez de discutir sobre asuntos de relevancia para la ciudadanía y que son conocidos por todos.
Esta nueva ley de servicios de comunicación audiovisual mantendrá la transparencia en la entrega de señales, potenciará los contenidos de la industria nacional y creará una nueva institucionalidad, según el oficialismo que no escucha al mandatario.
Y a raíz de sus propias declaraciones, llegamos a la conclusión de que no es un problema de derechas preocupadas porque no continuarán ejerciendo el control de la opinión ciudadana, ni de izquierdas garantistas de la libertad de expresión.
¿Por qué? Porque “el mundo va por otro lado” y en esa simple explicación de Mujica se describe claramente lo que ocurre a nivel tecnológico, cuyos avances “asustan”. Como Uruguay no es una isla, esos avances atraviesan al país con la misma impronta arrolladora que ocurrió en otros y un ejemplo de esto es “lo que pasó en diez años con esos telefonitos que todos tenemos adentro del bolsillo”. También esta descripción de Mujica es clara y refiere –por supuesto-- a los más de cinco millones de servicios móviles existentes en Uruguay, de los cuales el 71% cuenta con Internet.
Es decir que hoy –no necesariamente dentro de cinco años-- la gente puede ver y leer “lo que se le cante”, con ley o sin ley. Eso, precisamente está intentando decir el presidente.
Sin embargo, quienes son más realistas que el rey no se han hecho una pregunta relevante y si la hicieron, no la expusieron públicamente: ¿si los grandes medios de comunicación fueran oficialistas, existiría una ley de medios?
La respuesta es obvia.
No obstante, Mujica reconoció que esta ley “se hace porque mientras tanto sirve”. Mejor no pensar en otro razonamiento obvio y que refiere a los tiempos que se acercan. Más vale seguir creyendo que es “un esperpento”.
Otro más, y van...
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