Opinion | 08 Dic Los legisladores en Uruguay reciben 17.830 pesos mensuales para comprar diarios y revistas y si se aplica el IRPF, la suma efectiva desciende a $ 13.300.
La existencia de esta partida de dinero para prensa es conocida por todos, sin embargo, se desconoce el fin que llevan esos recursos, porque --convengamos-- no lo gastan en su totalidad para el objetivo asignado.
Es un secreto a voces que se destinan a financiar campañas electorales o de funcionamiento de clubes políticos, incluso se usan para pagar publicaciones partidarias o peor aún, lo cobra un determinado sector político y deposita un monto determinado para cada legislador.
Si los representantes nacionales fuesen suscriptores de todos los diarios de Montevideo --el Interior no importa--, gastarían $ 5.580 pero como no está reglamentado ni se ha instrumentado un mecanismo de control, “si te he visto, no me acuerdo” con la rendición del resto del dinero.
El proyecto “Actividad parlamentaria e imagen pública del Poder Legislativo en Uruguay 2010-2013” que orienta el doctor en ciencia política, Daniel Chasquetti, reconoce que “Uruguay tiene un Parlamento austero, pero mantiene mecanismos que le quitan transparencia”, abonado por las prácticas de algunos sectores políticos.
El experto aseguró que es “una partida encubierta” que se usa para solventar la estructura erigida por parlamentarios de diversos grupos, por tanto, termina financiando entornos electorales.
Si a esto se agrega que la totalidad de los diarios de referencia nacional --además de radios y medios audiovisuales-- se encuentran en Internet, la pregunta es obligada: ¿hacia dónde va ese dinero?
De hecho, algunos legisladores reconocen que no se destinan únicamente para diarios y argumentan la compra de libros. Otros refieren a su utilización electoral, en el entendido que es una partida de “libre utilidad”.
No obstante, no es transparente. Y si a esto sumamos el salario de cada uno, gastos de representación, secretaría, una partida para la bancada, celulares y fotocopias --cuyos fondos son mensuales-- estaremos hablando de dinero que un uruguayo medio deberá trabajar varios años para ganarlo. Ni que hablar de los pasivos que reciben jubilaciones o pensiones de $ 6.000 y continúan esperando porcentajes mayores bajo el argumento de la falta de recursos, que por cierto es una excusa que se repite cuando se solicitan mayores asignaciones para otros ámbitos.
El Parlamento representa a todos los ciudadanos que votaron a esos representantes que ocupan mullidos sillones y sin dudas se trata de un ejercicio de insoslayable democracia. Sin embargo, sigue costando ser transparente, pero habrá que continuar recordando que ese dinero no es de los legisladores, sino del pueblo que los ubicó en los lugares que ahora ostentan.