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Paysandú, Miércoles 11 de Diciembre de 2013

Presentaron en Valentín la “evaluación de la flexibilidad de las explotaciones ganaderas”

Rurales | 07 Dic VALENTÍN, Salto. (Por Pablo Blanc) Con la presencia de productores de los departamentos de Paysandú y Salto, técnicos del Instituto Plan Agropecuario presentaron en la víspera en el local “Valentín”, departamento de Salto, una evaluación de la flexibilidad de explotaciones ganaderas.
Enmarcado en el proyecto “Integrando Conocimientos 2”, se propone construir –en colaboración con los productores-- herramientas que permitan razonar acerca de la marcha de las explotaciones ganaderas. En este caso, se presentó una que parte de la base de que la clave en la gestión es la autoevaluación, que se puede hacer apoyándose en las personas de confianza de cada ganadero, sean ellas otros ganaderos o técnicos que les acompañen en su trabajo. El ingeniero agrónomo Italo Malaquín fue el responsable de presentar la investigación y el trabajo realizado conjuntamente con el ingeniero agrónomo Hermes Morales, explicando que esta herramienta, que “trabajamos junto a varios ganaderos desde hace varios años, tiene por objetivo estimular la búsqueda activa de información para anticipar y reaccionar ante la ocurrencia de riesgos (sociológicos, económicos y climáticos), y nos permite mostrar la flexibilidad que tienen las explotaciones ganaderas para enfrentar un ambiente ganadero incierto y razonar sobre este tema”.
Ejemplificó que el método es semejante a las luces del tablero de un auto. “Es alarmante cuando vamos manejando y de repente se prende alguna de las luces del tablero, e incluso nos pasa por la mente la duda de seguir conduciendo por temor a que nos pase algún inconveniente. Es importante saber lo que significan los íconos del tablero cuando se prenden, para evitar que pase inadvertida una señal que requiera de atención inmediata”. Utilizando la misma idea, Malaquín presentó un conjunto de indicadores independientes. “Los indicadores guardan relación con las diversas fuentes de flexibilidad para una empresa ganadera y sus respectivos niveles (color rojo-riesgo; amarillo-atención inmediata y verde-continúe)”, dijo. Seguidamente, exhibió las particularidades de cada uno de los indicadores priorizados en este documento (desde el terreno) con sus respectivos niveles, que tiene por finalidad que los ganaderos con su núcleo social inmediato autoevalúen sus explotaciones con el objetivo de promover/buscar flexibilidad multi-fuentes (interna y externa a la explotación ganadera).
La combinación de actividades y ocupaciones agrarias y no agrarias por los ganaderos y los miembros de sus familias, dentro y fuera de la unidad productiva o “pluriactividad”, constituye “un fenómeno extendido en productores ganaderos familiares. Los ingresos logrados por la pluriactividad permiten utilizar parte de los recursos externos para financiar inversiones en las propias explotaciones o superar ciclos de crisis”.
En los contextos donde la ganadería debe ser altamente modernizada y conforme los estándares internacionales, entiende que “los ganaderos tienden a sufrir, cada vez más, los efectos de la dependencia tecnológica, que implica aumentos frecuentes e inevitables de los costos de producción. Lo anterior está relacionado con el hecho de que los ganaderos deben acompañar los avances en los índices de productividad (de la tierra y del trabajo), fundamentalmente a partir del incremento en capital inmovilizado (maquinarias) y por el aumento de la utilización de insumos industriales”.
Sostuvo el técnico que “a pesar de que los ganaderos consigan producir volúmenes mayores, los incrementos de volumen y productividad no siempre se traducen en mayor rentabilidad. Tal situación genera contracción de las ganancias, provocada por el aumento creciente de los costos de producción. En estas circunstancias, la opción por la pluriactividad resulta un recurso interesante, aún para los ganaderos que poseen acceso a las tecnologías más modernas de producción”.

ESTRUCTURA
Conociendo la variabilidad del clima y de los precios, Malaquín se preguntó “qué estructura financiera y qué organización operativa permiten sortear las dificultades y aprovechar las oportunidades”. Explicó que el capital circulante disponible equivalga al 100 % de los costos totales (color verde-continúe) “es una de las normas propuestas por los ganaderos que trabajaron con nosotros en términos de colchón financiero para su empresa, con el cometido de hacer frente a situaciones adversas (años de bajas producciones y/o bajos precios)”.
“Lo inverso (el nivel luz roja-riesgo) son ganaderos que trabajan sin liquidez corriente, fuertemente asociado al ciclo de demanda financiera de la familia, sin ingresos de fuera del predio, y tienen el ganado como estrategia de ahorro financiero (permanece aún la imagen del corralito financiero del 2001). El capital circulante disponible equivale a entre 0 y 25% de los costos totales. Este nivel se agrava aún más cuando se gestiona el sistema pastoril con alturas de forraje de campo nativo menores a tres centímetros de altura (otoño/primavera), sobre la superficie total de pastoreo ganadera”, dijo.

INSUMO-PRODUCTO
La relación insumo-producto es una medida de eficiencia operativa, que expresa el margen logrado por la producción en función de los costos para obtenerla. Explotaciones ganaderas con relaciones insumo-producto mayor a 0,7 son más vulnerables para hacer frente a situaciones adversas (años de bajas producciones y/o bajos precios). Malaquín sostuvo que “tales sistemas son muy inconsistentes a la variabilidad climática y económica”, señalando que un ejemplo muy claro es “lo ocurrido en el ejercicio 2008-2009”.

CONTROL DE SISTEMA
Otro de los indicadores presentados por el profesional tiene que ver con el control del sistema operativo por el titular y sus colaboradores. “No siempre es tenido en cuenta cuando se hacen propuestas tecnológicas para aumentar la producción, el cambio en el tiempo y frecuencia de las decisiones que se toman, y por lo tanto suponen un incremento en la atención y en la formación de los administradores y sus colaboradores”.
El cambio técnico en ganadería, además de considerar el incremento de producto con reducción de costos y que atenúe la variabilidad climática, “deberá prestar mayor atención a factores sociales que limitan su adopción, tales como: baja calificación y disponibilidad de trabajadores rurales y el envejecimiento de sus titulares”.
Dijo que la sustentabilidad social “se encuentra fuertemente amenazada por la falta de atractivo de la actividad para las nuevas generaciones de asalariados y propietarios y el envejecimiento de los ganaderos. La mejora en la sustentabilidad social y económica de la ganadería deberá considerar los incrementos en producto valorizado/ costos de producción, la atenuación del cambio climático y la facilidad de ser aplicado en explotaciones familiares pluriactivas o por ganaderos a tiempo parcial y con un proceso de envejecimiento”.

CLIMA
La inestabilidad climática afecta la producción física-económica de los sistemas ganaderos. “El campo natural constituye un recurso estratégico para favorecer la resiliencia. El conocimiento de la heterogeneidad espacio-temporal de la productividad del campo natural sometido a cambios en la intensidad de pastoreo resulta prioritario para reducir la vulnerabilidad frente al cambio climático”, sostuvo. La tecnología de insumos propuesta para mejorar la productividad por unidad de superficie sin gestionar el recurso forrajero predominante en las empresas ganaderas del Uruguay, el campo natural, “aumenta la vulnerabilidad de dichos sistemas a la variabilidad climática y económica. La mayoría de las pasturas naturales del Uruguay presentan una estacionalidad muy marcada, con un déficit invernal muy importante”.
Independientemente del efecto climático año, lo predecible del invierno “son sus bajas tasas de crecimiento. La primavera y el verano son las estaciones de mayor crecimiento del pasto y por lo tanto la cantidad de forraje que se produzca en ellas condicionará el comportamiento animal en otoño e invierno. Además, se registra una variabilidad muy importante en los diferentes años. Esta variabilidad es máxima en el verano”, expresa.
Para Malaquín, “este comportamiento es función principalmente de la ocurrencia o no de precipitaciones en dicha estación. Los contenidos de humedad en el suelo en verano determinan la oferta de forraje y ésta es causa determinante de la producción total anual, debido a lo marcadamente primavera/estival de las pasturas naturales”.
Subrayó que “aquellas empresas que poseen una mayor vulnerabilidad (menor capacidad de hacer frente a escenarios desfavorables) son las que las presentan alturas de forraje de campo natural menores a tres centímetros (otoño/primavera), sobre la superficie total de pastoreo ganadera”.

TENENCIA DE LA TIERRA
Durante su presentación, el técnico indicó que la presión por la tierra y sus derivaciones en rentas caras, “constituyen una fuente de inestabilidad para ganaderos arrendatarios. En este contexto, hemos constatado diversas fuentes de inestabilidades de carácter socio-económico. Lo más habitual, rentas familiares sin acuerdo contractual y con valores de renta por debajo del mercado. Frente a la ausencia de el o los titulares de la tierra, y con sucesores a los que no les interesa continuar con el proyecto de explotación, le exigen al administrador familiar renta de mercado”.
“Es decir, los ingresos obtenidos por la ganadería son significativamente menores comparados con valores de renta de mercado. Al mismo tiempo, el funcionamiento del sistema familia-explotación, se agrava aún más, cuando los sucesores que no les interesa la marcha de la explotación, arriendan a terceros el campo con liquidación de la cuota parte de capital semoviente. Este evento es normalmente inesperado para el administrador familiar”, dijo.
Presentó, además, otra de las circunstancias observadas desde el terreno: “un ganadero decide arrendar a un titular de tierra sin sucesores (hijos) bajo régimen de contrato y se acuerda su valor de renta en dólares o en canasta de productos, según la variación del precio de los productos”.
“Al fallecer el titular de la tierra, los sucesores inmediatos al ser muy numerosos tienen decidido vender la tierra y genera inestabilidad al ganadero que tenía por objetivo expandir horizontalmente a su empresa. En último lugar, a diferencia del pasado, los ganaderos arrendatarios --fundamentalmente de menor escala-- se encuentran con la dificultad de que los plazos de arrendamiento son muy reducidos y complican los resultados productivos, económicos o patrimoniales a lograrse”.


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