Paysandú, Jueves 12 de Diciembre de 2013

“Velocidades distintas” también en el Uruguay

Opinion | 06 Dic El término “velocidades distintas”, se está acuñando recurrentemente para distinguir alternativas en el proceso de integración entre el Mercosur y la Unión Europea, en el sentido de que teniendo en cuenta la particular política económica y contradicciones de Argentina --por ser benignos con el término-- Uruguay, Argentina y Brasil están dispuestos a acelerar la concreción de un acuerdo con el bloque del Viejo Continente, en tanto se dejaría para una segunda etapa, en un proceso más lento, la incorporación de Argentina, para ver qué pasa en la economía y las decisiones políticas del vecino país.
Pero también podemos hablar de “velocidades distintas” en lo que refiere a los organismos del gobierno nacional, cuando de atender situaciones y adoptar resoluciones respecto al Interior y la capital se trata, porque es notorio que las cosas cambian cuando los reclamos parten de Montevideo y de cuando se hacen desde el Interior.
Así, estamos a pocos días de iniciar el año 2014 y por lo tanto se ha perdido íntegramente 2013 para dilucidar --todavía está en veremos y en promesas sin fecha de cumplimiento, naturalmente-- la instalación de un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) cardiológico en Tacuarembó y Salto, mientras por diferencias internas en el gobierno y en el Ministerio de Salud Pública y ASSE se ha trabado hasta ahora la creación. Sin embargo iba a concretarse en un proceso relámpago de un instituto de estas características en el Hospital Militar, siguiendo la tónica de tener todos los IMAE concentrados en un área de unas pocas cuadras en la capital.
Es decir, que las gestiones que desde hace más de diez años se están llevando a cabo desde Salto y Tacuarembó se van heredando de una administración del Ministerio de Salud Pública y de ASSE a otra, para para que cada nuevo ministro o jerarca de turno se entere de cómo viene la mano “desde cero”; de esta forma se le da largas al asunto, respondiendo a celos profesionales e intereses en juego, que tienen mucho que ver con el componente económico de empresas y profesionales de la medicina.
Sin ir más lejos, otra perla la tenemos en el caso de Antel, que en un abrir y cerrar de ojos decidió volcar más de cuarenta millones de dólares para construirle a la Intendencia de Montevideo --que desde hace años está “fundida” pese a sus enormes ingresos--, un monumental estadio para sustituir el antiguo Cilindro Municipal, a un costo de entre 40 y 60 millones de dólares.
En los hechos el organismo destinará parte de sus ganancias por cobro de sobrecostos a sus clientes de todo el país, naturalmente incluyendo al Interior, para financiar la inversión en un estadio para los montevideanos, por interés “cultural”, mientras en otros lugares en donde también se persiguen objetivos culturales, caso concreto de la iniciativa de recuperación del teatro Florencio Sánchez de Paysandú o la histórica Basílica San Benito de Palermo, se deben acudir a donaciones particulares o buscar recursos a través de fundaciones que complementen el esfuerzo municipal con este fin, porque además el Ministerio de Educación y Cultura dice que no dispone de fondos.
Se está por lo tanto midiendo con varas distintas las legítimas reivindicaciones del Interior respecto a lo que se otorga sin más trámite a Montevideo, cuando es notorio que Antel invierte decenas de millones de dólares para un fin que no tiene nada que ver con sus competencias, y no destina ese dinero para mejorar los servicios en el Interior, como debería ser.
Seguramente el sentir de buena parte de la población del Interior se ve reflejado en una carta enviada por una lectora al diario El País, desde Lavalleja, que transcribimos a continuación: “Me gustaría que nos explicaran, a la gente que vive en el Interior, como es posible gastar una fortuna en algo que no es indispensable, cuando en muchas regiones de nuestro país no hay señal para los teléfonos celulares y mucho menos para usar Internet. ¿De qué sirven las mentadas ceibalitas? Mucho se habla del despoblamiento de la campaña. Hay que tenerle mucho amor a la tierra para vivir como en el Siglo XIX. Malos caminos, escuelas muy pobres, muchos parajes sin luz. Somos los eternos postergados. ¿Será que los votantes del Interior somos pocos y no pesamos? Antel Arena es una gran tomadura de pelo”.
Y por nuestro lado preguntamos: los diputados del Frente Amplio del Interior, ¿no tienen nada que decir ante esta iniciativa discriminatoria hacia el Interior? ¿Seguirán tratando de hacer buena letra ante la dirigencia nacional de su partido, en lugar de plantear y requerir respuestas para las necesidades de quienes los votaron en el Interior?
La respuesta es obvia, y las prioridades también.


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