OPINIÓN

Locales | 08 Dic Violencia, algo de lo
que mucho se habla
pero poco y nada se hace
Las rapiñas son cada vez más violentas, los problemas en espectáculos deportivos más graves, las medidas para controlar a los violentos cada vez más incongruentes.
Se ha podido apreciar en el último clásico cómo alrededor de un centenar de delincuentes complicaron un espectáculo al que se hicieron presentes decenas de miles de personas, y cientos de miles lo vieron a través de la televisión.
El partido de gobierno ha querido a toda costa sacarse la responsabilidad, pasándosela a los clubes, a los funcionarios policiales considerándolos provocadores si se encuentran dentro de las tribunas del estadio, impidiendo su entrada desde el año 2008 y reconociendo su error hoy cuando el problema se les ha ido totalmente de las manos.
Como si fuera poco este descontrol de violencia intolerante llegó al corazón mismo de nuestra sociedad sanducera, a la Junta Departamental de Paysandú, contestando un edil frenteamplista con golpes de puño, en un lugar donde la lucha se supone debe ser filosófica y de contraposición de ideas. Y para no perder la costumbre, tratando luego de sacarse responsabilidad, culpando al edil nacionalista golpeado de ser el disparador de estos acontecimientos, cuando fue tratado de fascista en primera instancia por el atacante que no estaba siquiera en uso de la palabra para pasar luego directamente a la agresión física.
Cuando se quiere imponer la fuerza sobre la razón y la normativa vamos mal. El artículo 50 mal que les pese está establecido en la normativa de la J.D.P. para cerrar discusiones interminables donde se repiten las declaraciones de uno y otro edil, llevando a que transcurra la noche en el tratamiento de un punto que en nada cambiará la votación final. Además, bastante fue usada en el período anterior por quienes hoy se quejan y pretenden llevarse todo por delante aún a las trompadas considerándola una mordaza.
Solo se puede entender el temor de este gobierno a imponer orden y autoridad porque dentro de sus propias filas partidarias se siguen manteniendo estas células violentas, tanto entre sus votantes como entre su dirigencia, tal cual nos ha quedado plasmado dentro mismo de esta Junta Departamental.
En esta desconsideración por el ciudadano respetuoso y en favor de los violentos no solo se atropella a la oposición, sino también a sus propios votantes que en su gran mayoría no son violentos, ni delincuentes, y tienen que soportar vivir viéndose perjudicados por esta inacción del Estado y la dirigencia del Frente Amplio para reprimir cuando es necesario.
Este último también debería ser cuidadoso de que no se filtren en sus listas individuos indeseables, dispuestos a defender su sentir e ideas con otra fuerza que no sea la de la razón a través de la palabra, sobre todo cuando ya han tenido otros incidentes que si bien no llegaron a la gravedad de lastimar a un colega Edil, estuvieron muy cerca, perdiendo el control con agresiones verbales y patoteadas totalmente fuera de lugar.
Javier Pizzorno, edil del Partido Nacional