Locales | 11 Dic Las familias que ocuparon terrenos no habilitados para construcción de viviendas en el barrio conocido como Los Álamos, colocaron en la víspera la piedra fundamental del nuevo barrio que se construirá por ayuda mutua en el predio ubicado en calle 72 Norte y Nº 25, en el barrio Curupí. Las viviendas de Los Álamos, durante muchos años, sufrieron anegamientos por repentinas inundaciones del arroyo La Curtiembre y muchas veces debieron ser evacuados en pocas horas. La mayoría se encuentra en un predio por la ex Roldán y Antonio Estefanell.
Del total de 28 familias que allí residen, 25 participan del programa de construcción por ayuda mutua del Ministerio de Vivienda y de la Intendencia de Paysandú. Como se trata de un programa de “realojo compulsivo”, las otras tres igualmente deberán abandonar el lugar una vez se inaugure el nuevo barrio. Una de las tres ya ha indicado que tiene otro lugar adonde se trasladará. Por el momento, las otras dos familias no han tomado decisión final.
En la mañana de ayer, autoridades de la Intendencia --entre ellas el intendente Bertil Bentos--, del Ministerio de Vivienda --su representante local, Gonzalo Longa-- y ediles departamentales se trasladaron al predio, donde integrantes de las familias que levantarán sus viviendas los esperaban.
Nicolás Olivera, director general de Obras, dijo que el costo de cada una de las viviendas es de entre 40.000 y 50.000 dólares, incluyendo “infraestructura, tierra, mano de obra, materiales y logística”. De las 25 viviendas, diez son de tres dormitorios, cinco de cuatro dormitorios y el resto de uno y dos dormitorios.
Los vecinos, en tanto, no se mostraron realmente felices por comenzar las obras, sino que resaltaron el tiempo transcurrido antes de alcanzar esta solución. Karina López dijo: “la verdad que era tiempo que se iniciara, porque pasamos demasiado tiempo esperando esto. Era hora que se decidieran”. La misma vecina agregó que “cuando llueve y crece el arroyo se inunda todo. Prácticamente no tenemos nada porque el agua ha roto todo lo que teníamos. Vivimos con lo que tenemos, pero esperamos salir adelante ahora que vamos a tener esto”.
Olivera coincidió con que “esto es algo que llevó muchísimo trabajo” y recordó que “hoy estamos en tierra que la Intendencia procedió a expropiar, un mecanismo que hace mucho tiempo no era utilizado para hacerse de tierras. La Intendencia las expropió para cumplir con este compromiso asumido”.
“Sabemos que cada vez que llovía copiosamente se desbordaba el arroyo La Curtiembre y se inundaban las casas. Los vecinos reclamaban una solución para una situación que se arrastraba desde hacía 30 años. Por suerte empieza a hacerse realidad este sueño por ellos anhelado. Y para nosotros ser parte de este proceso es muy significativo”, agregó.
La obra está prevista en 18 meses, por lo que en junio de 2015 será inaugurada, aunque Olivera puso como ejemplo que “hubo barrios que solamente en 12 meses completaron la construcción. Depende de ellos”.
También confirmó que “el realojo es compulsivo. Luego de inaugurado este barrio, se cumplirá el desalojo. Si alguien no optó por una vivienda en este barrio, tendrá que solucionar su situación por otro lado. Pero el realojo es compulsivo. Es una zona donde no puede construirse y no se permitirán nuevos asentamientos”.