Paysandú, Domingo 15 de Diciembre de 2013
Opinion | 09 Dic El candidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, propuso en su primera gira por el Interior una reforma de la Constitución para eliminar la segunda vuelta electoral o balotaje, y aprovechó a contestar con firmeza que no debatirá en la campaña presidencial que se avecina.
El dirigente cuestionó el conteo que se hace en la primera vuelta y la separación de seis meses entre la elección de los gobiernos departamentales y el gobierno nacional.
Según Vázquez “el país no soporta más que tengamos, en el plazo de un año, cuatro elecciones en todo el país”.
Paralelamente, en la misma gira, el candidato reiteró –tal como lo hizo en la campaña electoral de 2004-- que no debatirá y sentenció que si se lo preguntan nuevamente, no volverá a hablar de este tema.
Tal como es su costumbre, el dirigente se adelanta a las posibles preguntas con supuestas respuestas que no han sido requeridas aún y en el marco de la libertad de expresión –que rige para ambos lados-- a nadie se le ocurriría pensar que a Vázquez “alguien lo mandó” a responder así, a juzgar por la incomodidad manifiesta ante la repregunta de un periodista sobre la regulación de la marihuana.
Además, para proponer una reforma de la Carta Magna hace falta debatir. Y aunque como dirigente no otorgue esta chance, es necesario que explique las razones de fondo por las cuales presenta esta propuesta en la presente campaña.
A pesar de la constante mirada hacia atrás, Vázquez debería reconocer que la instancia de debate no es un “show mediático” sino la oportunidad que se brinda a los ciudadanos de presentar programas de gobierno y debatir ideologías, algo sumamente pisoteado y desmerecido en los últimos tiempos.
Desde los pioneros John F. Kennedy y Richard Nixon hasta la actualidad, se debate en casi cualquier democracia, sin miedo a perder imagen ni mirando a los números que presentan las empresas encuestadoras en favor de un candidato.
La cuestión –que es de fondo-- no ha sido explicada por Vázquez y no parece estar a su altura intelectual la respuesta: “con la excepción de Jorge Batlle, no debe haber otro político con más debates públicos. Debatí cuando fui intendente de Montevideo con Carlos Cat, con Lucio Cáceres, con Julio María Sanguinetti, con Juan Andrés Ramírez, con Alberto Volonté. Debatí en una gran cantidad de oportunidades. No voy a debatir porque ya fui intendente y presidente”.
En aquellas oportunidades se refería a un público reducido a la zona metropolitana, que por cierto es menos amplia que las giras realizadas en la actualidad.
Si la respuesta es que un debate no hace a la campaña, debería servir la frase tantas veces utilizada por la fuerza política de “construir ciudadanía”. Los debates son una manera de construir ciudadanía hacia dentro del progresismo o de cualquier sector, sin transformarse en una frase hecha. Incluso, aunque ya haya sido intendente o presidente.
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