OPINIÓN

Locales | 15 Dic Cuando despojar es gratis
En 2008 mi hija ingresó al Liceo de Guichón, egresada de la escuela Nº 5 José H. Figueira. Primero fue escolta de la bandera de los 33 Orientales, y como madre sé que se sintió feliz.
Pasaron los años y en diciembre de 2012, fue grande la satisfacción al momento en que la nombraron abanderada de la bandera del General José Gervasio Artigas.
Se inició el 2013 y con él, el problema. En los actos faltaban escoltas al momento de querer suplir la falta del abanderado del Pabellón Nacional.
En julio se tomó la decisión por parte del liceo de que el Pabellón lo portaría mi hija, aumentando el orgullo y la responsabilidad. Ni el frío del 18 de Julio opacó a los chicos. Hoy es el fin de curso.
El viernes fuimos al liceo para hacernos de lo que se tiene que decir al entregar el pabellón. Fuimos recibidos por los adscriptos que todo el año fueron los del turno de la tarde y nos derivaron a la adscripta de la mañana, entregándonos su número de celular.
Lo que recibí fue: “la bandera la entrega quien la recibió”. Mis peros no se hicieron esperar. Fui citada para el lunes a las 7.30, después de las 12; podría ser también a las 14, o las 15. Lo que contesté a la adscripta fue que era una falta de respeto y que era obvio que la persona que llevó en alto el honor de portar el Pabellón y a quien se le había sacado la bandera del prócer, no tenía club de fans y se le faltaba gratis el respeto. Porque despojar a alguien que promete, jura y que se emociona al representar al liceo de Guichón, es gratis.
María Luisa Rivero Silveira