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Paysandú, Sábado 21 de Diciembre de 2013

OTRA VEZ BACHELET, ¿PARA QUÉ?

Pocos chilenos creen en la política

Locales | 17 Dic SANTIAGO. (Por Horacio R. Brum). La calle Meiggs, cerca de la Estación Central de ferrocarriles de Santiago, hervía de gente el domingo 15. La preocupación de la multitud estaba en aprovechar las ofertas de juguetes y otros
artículos chinos de dudosa calidad que se venden allí, en una suerte de “shopping center” al aire libre para las clases populares, con el propósito de calmar la fiebre consumista navideña.
A las pocas cuadras, en una escuela convertida en centro de votación para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, los vocales de mesa disimulaban bostezos, jugaban jueguitos electrónicos en sus celulares o trataban de capear el intenso calor con bebidas gaseosas de todos los colores y sabores. En ese lugar, la clientela brillaba por su ausencia, excepto algún ocasional votante de la tercera edad, de los que todavía tienen impreso en su alma el sentido “del deber cívico”.
Pese a todos los esfuerzos de los políticos y las exhortaciones de las autoridades, el ambiente en las urnas pudo resumirse en el grito de un vendedor de la calle Meiggs: “¡Hoy no se vota, chiquillos, hoy se compra!”
“Arrasó Bachelet” fue una frase multiplicada en los medios el lunes por la mañana y en números fríos, eso es correcto: con más del 62 por ciento de los sufragios, la expresidenta vapuleó a la candidata oficialista Evelyn Matthei, quien no pudo llegar al mínimo del 40 por ciento establecido como blanco de los esfuerzos de su equipo de campaña.
Sin embargo, una segunda mirada a las cifras revela que Michelle Bachelet tuvo menos votos que en su elección anterior y que casi tres de cada cinco ciudadanos no fueron a votar. Hay más de una explicación para el fenómeno, desde el hecho de que en estos comicios por primera vez el voto fue voluntario, hasta el cansancio de la gente con las promesas no cumplidas por los políticos de todos los colores ideológicos. Bachelet ha prometido cambios profundos, con el objetivo de despegarse de las herencias malditas dejadas por la dictadura y simbolizadas en la Constitución de 1980, hoy vigente, con algunos retoques. La pregunta que muchos se hacen es cuán profundos serán esos cambios, habida cuenta de que pocos políticos pueden tirar la primera piedra ante la acusación de que sólo han administrado el modelo económico que crearon Pinochet y sus socios civiles, basado en la inequidad y el poderío empresarial casi sin límites.
En respuesta a las quejas generalizadas y en aumento sobre el sistema obligatorio de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP, equivalentes a las AFAP de Uruguay), la presidenta electa solamente ha propuesto crear una AFP estatal. Actualmente, y pese a que esas empresas manejan alrededor de 200.000 millones de dólares de los trabajadores, una jubilación promedio apenas llega a la mitad del último sueldo. Pocos días antes de la segunda vuelta electoral, la periodista Micaela Lobos y el economista Marco Kremerman, de la Fundación SOL, que busca mejorar las condiciones del trabajo de Chile, publicaron una investigación sobre los vínculos de los políticos y otros actores del poder, con los directorios de las AFP.
Refiriéndose a la “puerta giratoria”, como se conoce en este país al sistema informal de reclutamiento de políticos para integrar las empresas, los investigadores sostienen que hay varios grupos de personajes, cuya influencia puede bloquear cualquier cambio del sistema: “En primer lugar, se puede reconocer dentro de los aspirantes a los directorios de las AFP… a exministros, subsecretarios y superintendentes de los Gobiernos de la Concertación. En segundo lugar, se puede reconocer a exfuncionarios/ministros de la dictadura de Pinochet que continúan defendiendo su obra, como Guillermo Arthur (actual Presidente de la Asociación Gremial de AFP de Chile y Presidente de la Federación Internacional de AFP). En tercer lugar, se encuentran… aquellas personas que son parte de los Consejos vinculados a distintos centros de pensamiento… O que son docentes de influyentes universidades, como la Pontificia Universidad Católica y Universidad de Chile”.
“En cuarto lugar, podemos destacar a los ex o actuales funcionarios públicos del
Gobierno de Piñera o exparlamentarios de la Alianza”.  La lista de Kremerman y Lobos incluye además a representantes de los principales medios de comunicación, exconsejeros del Banco Central, familiares directos de autoridades y dirigentes políticos desde la izquierda hasta la derecha, e incluso a varios hermanos del entrenador de fútbol Manuel Pellegrini, que frecuentemente realiza publicidad para una AFP.
Esa es apenas una de las muchas madejas que deberá desenredar Michelle Bachelet si quiere demostrar en la práctica lo dicho en su discurso de la victoria: “Sé que muchos de ellos (quienes no votaron) tienen frustración y que sienten que el Estado no los protege… debemos hacer que esos chilenos y chilenas vuelvan a creer en la democracia y sus tareas, que crean en las instituciones”.


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