Paysandú, Martes 24 de Diciembre de 2013
Opinion | 21 Dic Desde hace 15 años, nada menos, está en proceso la negociación, con interrupciones, para concretar un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, pero los avances registrados han sido muy lentos, por reparos que han opuesto alternativamente las partes, defendiendo los intereses de sus integrantes pero a la vez obstaculizando un acuerdo entre bloques como los que se han dado en otras partes del mundo.
La Unión Europea (UE) aseguró que “mantiene intacto su interés” para acceder a un intercambio de ofertas con el Mercosur y así encaminar una negociación por un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) que se ha extendido por 15 años, pese a que acaba de postergarse para fines de enero o principios de febrero un encuentro bilateral. De acuerdo a lo señalado por observadores internacionales –y tal como hemos sufrido los uruguayos en carne propia-- Argentina aparece hoy como el principal escollo para allanar las diferencias para este acuerdo y todo indica que la calidad de su propuesta será determinante para que la UE defina su estrategia y ponga su oferta sobre la mesa.
Según sostiene El Observador, un representante del bloque europeo confesó que una cosa es que el Mercosur haga una oferta conjunta y otra que Argentina quede por fuera de algunos grupos que son considerados “relevantes” por la UE, como los capítulos de bienes, servicios o compras públicas. Entrevistado por La Diaria, el canciller Luis Almagro admitió que el Mercosur aún no pudo cerrar una oferta única, aunque “estamos trabajando en eso, no nos hemos rendido fácil”.
El aplazamiento de la reunión –que estaba prevista para fines de este mes– para la presentación de las ofertas no se dio como consecuencia de una “resistencia” de la UE, sino porque aún no había certezas sobre cómo sería la propuesta del Mercosur.
A su vez en Brasil, que desde las resistencias iniciales por defender su “chacrita” en el Mercosur y aplicar los máximos aranceles externos posibles -- de forma de vender en la región sus productos-- ha pasado a ser principal impulsor del acuerdo, interpretaron este pedido de postergación de la UE como “un paso atrás” en el proceso de negociación. Por su lado, el propio jefe de Gabinete de Argentina, Jorge Capitanich, declaró a medios argentinos su decepción. “Sorprendentemente hemos tenido una petición de la Unión Europea para prorrogar un mes más la presentación conjunta de las ofertas”, afirmó. La fuente de la UE explicó a El Observador que la mejor opción para evitar un fracaso de la negociación era postergar por un mes la presentación de las ofertas. “La UE tiene su oferta lista, pero el problema es que no tenemos ninguna comunicación informal o formal sobre cómo será la oferta del Mercosur”, indicó.
Agregó que hace poco más de un mes, Argentina tenía una propuesta en el capítulo de bienes “poco ambiciosa” y no quería hacer ofertas en los capítulos de servicios y compras públicas. “Todo esto debe ponerse sobre la mesa antes que la UE lleve su oferta porque está pensada de región a región”, comentó.
Realmente cuesta creer que el representante argentino se sienta “sorprendido” cuando la resistencia de su país a operar libremente el comercio en determinadas áreas dilata una propuesta conjunta del Mercosur, y es el principal obstáculo para avanzar en la negociación.
La Argentina se ha “encerrado” y lleva adelante políticas proteccionistas, tanto en lo que refiere a la exportación como la importación y apunta a sustituir mercaderías de importación mediante procedimientos y mecanismos retorcidos, de lo que tienen claras muestras países como Uruguay y los otros socios del Mercosur.
A tal grado ha llevado este planteo, que el propio presidente José Mujica en conversaciones con sus similares de Paraguay y Brasil maneja la firme posibilidad de instrumentar un acuerdo a dos “velocidades” con la Unión Europea, dejando para más adelante la integración de Argentina, si es que realmente depone las medidas que sostiene y que van a contramano de la marcha del comercio mundial.
Por lo pronto el Mercosur y la UE están intentando evitar que se repita el escenario del 2004, cuando las propuestas realizadas por ambas partes fueron consideradas demasiado tímidas, lo que llevó al fracaso en el intento de liberar los flujos de comercio y servicios.
En esta oportunidad, la meta que fijaron las partes es que los ofrecimientos abarquen un 90% del comercio de bienes y servicios. En este sentido, Almagro indicó que el cruzamiento entre Brasil y Uruguay está dando 85% de cobertura arancelaria. “La oferta de Paraguay está un poco por debajo de eso. Y con Argentina, el cruzamiento baja bastante, por eso hay que mejorar”, reconoció el canciller.
Por aquí pasan las diferencias, y todo indica que si realmente se quiere seguir adelante con la negociación entre los dos bloques, éstas deben llevarse adelante entre quienes quieren realmente acordar y abrir sus economías con beneficios mutuos, sin proteccionismos trasnochados. Por lo tanto, hasta que no se demuestre lo contrario el acuerdo de dos velocidades parece ser la opción menos mala en este dilatado proceso UE-Mercosur, sin olvidar los serios problemas internos de nuestro bloque regional.
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