Paysandú, Viernes 03 de Enero de 2014

Inflación continúa por encima de expectativas

Opinion | 30 Dic Simultáneamente con el reajuste de los salarios que se da por estas fechas, así como los incrementos en los montos de las pasividades que rigen cada 1º de enero, entran en vigencia los aumentos de tarifas ya anunciados de UTE y OSE, a los que se agrega el de los combustibles, del 3%, debido al incremento anual del Imesi a las naftas.
Estos reajustes significan de por sí un piso de entre el 1,5 y el 1,8 por ciento para el mes de enero, y por lo tanto un arranque nada despreciable para un parámetro que es una de las mayores preocupaciones del equipo económico de gobierno, que no puede situarla en menos del 8,5 por ciento al 9 por ciento anual, pese a que se sigue usando el “ancla” cambiaria como elemento de contención, a costa de la pérdida de la competitividad de nuestros productos de exportación, por ejemplo.
De acuerdo a un relevamiento de El País, en base a los ajustes proyectados para ver su impacto en el Índice de Precios al Consumo (IPC) del primer mes del año, el incremento de tarifas de 7,8% de OSE representará un impacto al alza en el IPC de enero de 0,1 punto. A este efecto se le suma el aumento en los precios de combustibles de 3% que impactará a la inflación en 0,07 puntos. Adicionalmente, si se considera el aumento en las tarifas de UTE de 7,36%, el impacto total de las tres subas de precios sobre la inflación sería de 0,5 puntos.
Sin embargo, en diciembre los precios de la electricidad se reducirán 21% respecto a noviembre debido al beneficio denominado UTE Premia por el que el ente bonifica cada año a sus clientes.
Y como la variación de precios en enero se calcula respecto a diciembre, mes con tarifa de UTE rebajada, la suba en el precio de la electricidad en enero respecto al mes anterior será de 35%.
Con ello, el impacto de este aumento sobre la inflación será de 1,63 puntos al alza. De esta forma, si todos los demás precios se mantuvieran constantes, las tres subas de tarifas tendrían un impacto inflacionario de 1,79 puntos porcentuales en el primer mes de 2014, señala el matutino.
Precisamente la contención de los índices inflacionarios es uno de los desafíos más grandes que tiene el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Cr. Mario Bergara, a lo que debería sumarse las nuevas revelaciones que se estima surgirán en torno al caso Pluna, aunque el secretario de Estado decidió trasladar toda la responsabilidad para el manejo del caso al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), que sigue encabezando Enrique Pintado. Pero sin dudas, el factor que afecta directamente a la población en general es el de la inflación, porque cuando a la vez suben los combustibles y las tarifas públicas todo el conjunto de actividades se ve afectado por la aplicación de mayores costos, que a la vez son trasladados a los precios de bienes y servicios y consecuentemente son un elemento de recrudecimiento del índice inflacionario.
Con todo, es indudable que si bien la inflación con un 8,5 por ciento no llega a los valores de otras décadas, cuando superaba incluso el cien por ciento, y era un factor de enorme distorsión en la economía, en el Uruguay tenemos más de una “inflación”, porque es indudable que el incremento de precios para los sectores de menores recursos es mucho mayor que para los grupos que cuentan con ingresos superiores, debido a que las mayores alzas en precios siguen registrándose en productos de la canasta familiar, con marcado énfasis en alimentos y bebidas, y naturalmente, aún en mayor porcentaje si nos atenemos a los aumentos que se dan en esta época del año.
Y, por cierto, que la incidencia de precios en alimentos y bebidas es el rubro de mayor incidencia en los presupuestos de los hogares de ingresos bajos, desde que la mayor parte de los ingresos se vuelcan a atender las necesidades básicas.
El último informe sobre inflación elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), sostiene que si bien en noviembre el incremento fue de 0,2% y permitió que la inflación interanual se ubicara en 8,5%, no se han disipado los riesgos asociados a una inflación desviada por encima del rango meta establecido por las autoridades.
En este sentido, se sostiene que la inflación tendencial de noviembre fue de 0,37%, manteniendo el registro interanual en 9,1%. “Estos niveles son preocupantes, máxime si se entiende que este componente agrupa al núcleo duro de precios, caracterizado por una mayor estabilidad y por tanto constituye una señal subyacente de la inflación de mediano plazo, depurada de comportamientos volátiles”, dice el informe.
Ello indica que más allá de la necesidad de combatir con eficacia la inflación global que registra la economía, muy cerca del rango meta, es preciso atender fundamentalmente el rubro alimentos y bebidas, entre otros componentes de la canasta familiar, cuyo crecimiento corroe sistemáticamente los aumentos de salarios y pasividades más bajas.


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