Paysandú, Jueves 09 de Enero de 2014
Rurales | 05 Ene Los productores con más edad suelen decir que “siempre la falta de agua en diciembre es bastante compleja” para los campos, en especial en la zona de basalto. Pero ninguno seguramente ha tenido que soportar décadas atrás, varias jornadas consecutivas con temperaturas superando los 40 grados --algunos hasta dicen que fueron a la sombra-- y con chacras que rápidamente cambiaban de color. “Por lo general una seca en enero es bienvenida, pero ya en diciembre, y más aún este año con varias jornadas con temperaturas más elevadas y mayor evaporación, genera mayores problemas”, comentó a EL TELEGRAFO José Ramos, productor de la colonia José Batlle y Ordoñez.
“Pasto hay y las cañadas se fueron muy rápido, lo que llamó mucho la atención”, dijo este productor ganadero, que se animó a comentar lo dicho por quienes hacen agricultura en la zona, que la falta de agua “los complicó bastante, llevando a pensar en resembrar en donde no nació nada”.
Consideró que el último mes del 2013 “no fue bueno para la ganadería ni para la agricultura, por lo que nos castigó bastante”. De todas maneras, precisó que para la oveja “la cosa anduvo bastante bien, aunque en la zona aparecieron algunos ataques de lombriz, lo que se está combatiendo con tomas en la majada”.
Sobre los vacunos, recordó que la complicación vino por el entore. “El año pasado en el comienzo de la primavera había más celo en los vientres, ya que se arrancó bien en noviembre, pero en diciembre se calmó por las altas temperaturas y el pasto seco, y ahora en estas jornadas como que está comenzando a haber más movimiento de celos y con los toros trabajando”. Aseguró que “pasto hay, el ganado está lindo, pero ese es el problema que tenemos en la zona”.
Dijo que en diciembre, en el predio ubicado a unos 10 kilómetros de Guichón, llovieron 38 milímetros, que no alcanzó para acomodar el panorama. Acotó que “son bombitas de agua de 5, 10 o 12 milímetros, pero que no alcanza para campos de basalto, campos duros en donde decimos habitualmente con esos registros que se evaporó antes de mojar”.
Explicó que “después de las lluvias, a la tardecita se formaba como una evaporación y brotaba como una cerrazón en algunas partes. Esos días de altas temperaturas y el golpe de agua de poca lluvia parecería que es peor, porque ablanda el pasto y al otro día la temperatura lo chamusca más rápido”.
Manifestó que en las dos últimas semanas de diciembre, con esos días de mucho calor, “comenzó a notarse más claramente la falta de agua en cañadas y tajamares. Tal vez por el mismo consumo de los animales, que es muy importante, pero la alta evaporación hizo lo suyo con las aguadas”, dijo.
MOMENTO JUSTO
El ingeniero Sergio de Agrela sostuvo al portal Todoelcampo que “las aguas llegaron en algunos lugares en el momento justo ya que había zonas donde no quedaba prácticamente nada de humedad en el subsuelo y donde las plantas no podían acceder”.
“Se dieron casos de precipitaciones en algunas zonas del Este del país que llegaron a 200 milímetros en 8 horas, de esa cantidad de agua caída solo puede aprovechar un porcentaje, ya que la misma supera la capacidad de infiltración que tiene el suelo”.
Recordó que “un buen suelo tiene una capacidad de infiltración de unos 5 milímetros, por lo que el resto corre recuperándose los cursos de agua naturales, hasta culminar en ciertas zonas en el propio océano. De ahí que hay que ser cauteloso a la hora de leer lo que marcan los pluviómetros, ya que mucho en ciertas ocasiones no significa que sea muy bueno”.
Además, entiende que “toda esa cantidad de agua junta significa en el menor de los casos erosión, de acuerdo al manejo del suelo y de las condiciones topográficas será mayor o menor; pero significa siempre pérdida de suelos. Con el nuevo sistema implementado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca sobre uso y conservación de suelos algo se podrá ir mejorando, pero con volúmenes tan importante de agua caída, el suelo siempre será quien pague estos excesos”.
LITORAL
Por el otro lado, en el Litoral se dieron precipitaciones de entre 35 y 50 milímetros que “sí puede ser lo que los suelos estaban necesitando penetrando al subsuelo y recomponiendo la capacidad de almacenaje, siendo un agua totalmente aprovechable tanto por cultivos como por campos naturales”, dijo el profesional.
Un hecho que juega en contra de ese aprovechamiento “son las condiciones climáticas, radiación muy intensa, altas temperaturas y fuertes vientos, que hacen que los cultivos aumenten su demanda de agua y que la evapotranspiración sea mayor, dándose casos en este sentido de entre 12 y 14 milímetros que son cifras muy altas”, puntualizó.
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